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Pablo Planas

La Manada de Echenique

A quién se le ocurre pasearse por Sestao con una bandera de España. A Rocío de Meer sólo le faltaba ir sola y borracha.

A quién se le ocurre pasearse por Sestao con una bandera de España. A Rocío de Meer sólo le faltaba ir sola y borracha.
Pablo Echenique | EFE

El bueno de Pablo Echenique tiene sus dudas sobre la agresión en Sestao a la diputada de Vox Rocío de Meer. El diputado de Podemos cree en realidad que "si la ultraderecha fake 'informa' de algo, casi ningún medio lo contrasta, casi todos lo publican como cierto y al día siguiente se comprueba que sólo hizo falta un poco de ketchup para que se tragaran un bulo como una catedral, tenemos un boquete importante en nuestra democracia". Tal es el contenido de su penúltima deyección en el Twitter.

Así es que Echenique opina que De Meer no fue agredida, sino que fingió ser agredida y utilizó a tal efecto, según concreta el portavoz podemita, "un poco de ketchup". Niega por tanto que una mujer alcanzada por una pedrada haya sido víctima de un ataque y lo niega, al parecer, con conocimiento de causa, como si hubiera estado presente o tuviera el discernimiento forense necesario para determinar que De Meer derramó salsa de tomate.

No deja de resultar curioso que Echenique, tan sensible con la llamada violencia de género, tan solidario y feminista, tan comprometido con las causas de las mujeres oprimidas, maltratadas y vejadas, niegue a una mujer la condición de víctima a pesar del testimonio de la propia mujer. Con otras mujeres que no fueran de Vox no tendría la más mínima duda. Su mero testimonio sería suficiente como para que Echenique condenara a los agresores, la violencia contra las mujeres y a la sociedad heteropatriarcal que permite/fomenta los ataques a las mujeres.

A lo mejor si Echenique pudiera acompañar a una comitiva de Vox por el País Vasco, ahora que estamos en campaña electoral, cambiaría de percepción respecto a la agresión sufrida por De Meer. No debe de ser fácil hacer política en esas condiciones, tratar de dar un mitin rodeado por manadas que quieren matarte, que se creen que las calles son suyas, machitos acostumbrados a que les rían las gracias y les celebren las amenazas de muerte.

Tal vez si Echenique sufriera la violencia ambiental que padecen las gentes de Vox, Ciudadanos y el PP en sus actos en Cataluña o el País Vasco no tendría una opinión tan tajante sobre la agresión sufrida por Rocío de Meer. O sí y diría sin pensarlo: "Hermana, yo sí te creo".

Claro que también es posible que piense como el PNV o los independentistas catalanes y considere que cuando los miembros de Vox, PP o Ciudadanos se pasean por Cataluña y el País Vasco lo que están haciendo es provocar. Provocar sí, con sus banderas de España. Igual, por ejemplo, que las mujeres que llevan minifalda. Y es que a quién se le ocurre pasearse por Sestao con una bandera de España. A Rocío de Meer sólo le faltaba ir sola y borracha.

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