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Pablo Planas

Lanza y la Cruz de Sant Jordi

El separatismo denuncia la presencia de la extrema derecha en la Barcelona que hizo de Lanza un hijo predilecto.

El separatismo denuncia la presencia de la extrema derecha en la Barcelona que hizo de Lanza un hijo predilecto.
Rodrigo Lanza | Youtube

Rodrigo Lanza ha sido detenido como presunto autor del asesinato de Víctor Laínez. Ocurrió en Zaragoza, a las puertas de un bar. Según testigos presenciales, Lanza golpeó por la espalda a Laínez con una barra, lo pateó en el suelo y se fue tan tranquilo. Tal vez pensara que mala hierba nunca muere porque el bulto tendido en la acera era a todas luces un facha. Llevaba unos tirantes con la bandera de España, una ofensa y una provocación que el joven Lanza no estuvo dispuesto a pasar por alto.

El muchacho, de 33 años, es un renombrado antifascista, un nombre de culto entre la izquierda alternativa, anticapitalista y antisistema, un héroe del movimiento okupa de Barcelona que se comió cinco años de cárcel acusado de haber dejado tetrapléjico al guardia urbano Juan Salas la noche del 4 de febrero de 2006. Ese día, un grupo de okupas celebraba una fiesta cuando se presentó la pasma y la alegre muchachada se lió a pedradas con el resultado de un policía postrado de por vida. Lanza fue detenido, juzgado y condenado, y también fue el protagonista de un documental llamado Ciutat Morta (2013) en el que se le declaraba inocente y se acusaba a la policía de torturas.

En la cinta, Lanza lloraba por la suerte de otra de las personas condenadas, Patricia Heras, que se suicidó durante un permiso penitenciario, una muerte debida sin duda, según el argumento de la película, a la tremenda injusticia cometida por un juez desalmado, secuaz al servicio del totalitario Estado de España y sus corruptas fuerzas del orden público.

La emisión del documental en TV3 generó oleadas de indignación a izquierda y derecha de la sociedad catalana. El pobre Lanza había sido víctima de prejuicios ideológicos y estéticos, agudizados por su condición de sudaca, pues el chico es chileno y gran defensor, por cierto, de la causa mapuche. Él mismo declaró haberse sentido discriminado por sus orígenes. Un drama.

En aquel entonces, el ahora preso Joaquim Forn era el jefe de la Guardia Urbana y él mismo exigió a la Fiscalía la reapertura del caso documental en mano. Tal fue el follón que Convergencia perdió la alcaldía a los pocos meses y el abogado defensor del nota, Jaume Asens, se convirtió en teniente de alcalde de Iluminada Colau. Entre medias había estallado una revuelta okupa alentada por la progresía separatista del derecho a decidir, a okupar y a mearse en la vía pública.

Juan Salas, guardia urbano, casado y padre de cuatro hijos, seguía, sigue y seguirá en estado vegetativo postrado en una silla de ruedas. En el momento en el que Lanza le tiró una piedra a la cabeza, Salas tenía 39 años. Víctor Laínez ha muerto con 55.

Más datos. El documental en el que Lanza era retratado como un auténtico héroe víctima de una clamorosa injusticia obtuvo el máximo galardón municipal de la ciudad de Barcelona. Además, Ada Colau y Pablo Iglesias se solidarizaron con el prota y su mamá. A Salas ni le pronunciaron y hasta la premier chilena Michelle Bachelet movió Roma con Santiago para que el muchacho tuviera una buen letrado en España. Chico de buena familia, nada menos que nieto del almirante pinochetista Sergio Huidobro, bala perdida que tras destrozar a Salas ha ido a parar al corazón de Laínez, un hombre con unos tirantes españoles.

Mientras tanto, el separatismo denuncia la presencia de la extrema derecha en la Barcelona que hizo de Lanza un hijo predilecto. Que iba a haber muertos si la república seguía adelante, exclamó Marta Rovira. En la carta a Rajoy de Junqueras también sale el tema, que no se le cae de la boca al belga Puigdemont. Casi nadie se acuerda ya de aquellas dos mujeres vejadas y pateadas en la Meridiana de la Ciudad Condal por ataviarse con camisetas de la selección española.

La izquierda exquisita de Colau y la CUP y el separatismo pacifista de Junqueras y Puigdemont sostienen que la extrema derecha asuela Cataluña porque un millón de personas se han manifestado dos veces en contra su república. De Lanza ahora no hablan, a pesar de que faltó el canto de un duro para que le dieran la Cruz de Sant Jordi. ¿Violencia? Mientan muertos y ni siquiera tienen un parapléjico. Tampoco tienen vergüenza.

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