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Pablo Planas

Las cloacas de los Mossos

Los Mossos no hicieron nada durante ese día porque ya lo habían hecho todo durante semanas antes.

Los Mossos no hicieron nada durante ese día porque ya lo habían hecho todo durante semanas antes.
LD

A los Mossos d'Esquadra no les cabe un marrón más. Las investigaciones de la Policía Nacional y la Guardia Civil demuestran la participación de cientos de mandos y números en la preparación y celebración del referéndum ilegal del 1-O, la absoluta renuencia de la cúpula policial a hacer cumplir las órdenes judiciales para impedir su celebración, los chivatazos que se dieron a los organizadores sobre los movimientos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la completa sintonía entre la dirección policial y la política. Las comunicaciones internas de los Mossos durante el 1-O expresan con insólita crudeza su actitud, en el mejor de los casos pasiva.

Los Mossos no hicieron nada durante ese día porque ya lo habían hecho todo durante semanas antes. Entorpecieron de todas las maneras posibles las actividades que por mandato de los jueces realizaban la Policía Nacional y Guardia Civil y facilitaron el asedio a una comitiva judicial en pleno centro de Barcelona. El actual jefe del cuerpo, Ferran López, ha declarado en sede judicial que no se actuó porque temían que manifestantes borrachos se hubieran hecho con las armas de los coches de la Guardia Civil que se había pasado horas destrozando una turba muy cívica pastoreada por los Jordis con la colaboración de Tardà, Rufián y otros dirigentes políticos. Hasta el exconsejero de Interior Jordi Jané ha dicho en el Supremo que él también estuvo en aquella fiesta del 20 de septiembre. Se pasó por curiosidad al salir del trabajo de asesor de Interior. Para ver el ambiente. Gente trepando y botando en los coches de los picoletos, esteladas al viento, Els Segadors cada media hora, un mosso por la independencia haciéndose fotos al lado de un coche de la Guardia Civil destrozado, una secretaria de juzgado escapando por las azoteas y luego camuflada entre el público que salía de un teatro y los guardias civiles atrapados durante casi 24 horas en el interior de la consejería del pacifista Oriol Junqueras y el feminista Lluís Salvadó.

Nada más trascender por TV3, al filo de las nueve de la mañana, que la Guardia Civil registraba la Consejería de Economía, la ANC de Sànchez y el Òmnium de Cuixart convocaron una movilización frente al edificio. A las diez ya habían cortado la Gran Vía y dirigentes de ERC hacían acto de presencia para las fotos y las conexiones en directo. Un exterrorista de Terra Lliure aparecía a sus espaldas. La república catalana era cuestión de días y las calles, suyas. En veinte minutos podían montar un Maidan. España quedaba avisada.

Luego pasó que no había estructuras de Estado ni con qué sostener el órdago, que los que daban órdenes a los Mossos se rindieron al 155, que la Guardia Civil intervino las comunicaciones de la policía regional y que la Policía Nacional se incautó de documentación que los Mossos, ya supeditados al 155, estaban a punto de entregar a las llamas.

Esa parte de los papeles que se salvaron de la quema contiene pormenorizados seguimientos a particulares, políticos y periodistas desafectos al nacionalismo; grabaciones, fotografías, fichas y pormenorizados informes de organizaciones, manifestaciones e individuos no separatistas; documentación antiterrorista y un montón de material que habría hecho las delicias de los capos de la Gestapo y la Stasi.

Contra lo que cabría suponer, agentes con el uniforme de los Mossos d'Esquadra siguen patrullando por toda Cataluña como responsables máximos de la seguridad ciudadana, y el único expediente del que se tiene conocimiento es el que ha impuesto una suspensión de empleo y sueldo a un mosso de la comisaría de Sant Andreu de Barcelona que tiene la manía de redactar en español las denuncias que se formulan en español.

Con el 155 en vigor, con el ministro Zoido al frente de la Consejería de Interior de la Generalidad de Cataluña, con todo lo que consta negro sobre blanco o en audio de las cloacas de los Mossos, el primer y único damnificado es un poli de barrio que no comulga con la inmersión lingüística en comisaría, cosa que explica a la perfección todo lo anterior y lo que pasará cuando el separatismo agote los plazos y vuelva a formar un Gobierno autonómico de obediencia republicana.

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