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Pablo Planas

Masdelomismo fashion

Es obvio que el Parlament no es precisamente la Pasarela Cibeles.

Es obvio que el Parlament no es precisamente la Pasarela Cibeles.
EFE

Vaya de antemano que un servidor tiene un pelo ralo, de una calidad ínfima hasta el punto de que es inexistente en el perímetro de la coronilla y mucho más allá. Lo que es un calvorota vergonzante. Entre los varones adultos, la cuestión del cabello es como la del paquete entre los jóvenes, una ardua controversia entre Duran Lleida y el nuevo presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont i Casamajó, un tipo con pelazo, el Puma Catalán, el del medio de Els Txitxos. El eterno debate entre Kojak y Colombo. Dice su peluquera habitual, una estilista de la cadena Llongueras en Gerona, que está hasta el moño de recomendarle al exalcalde un cambio de look, algo así como un vaciado del pelucón.

Es obvio que el Parlament no es precisamente la Pasarela Cibeles, pero resulta indiscutible la afición de los comentaristas por el análisis pormenorizado de los peinados de algunas diputadas y diputados. Anna Gabriel, la dirigente de la CUP, fue la primera diana. El flequillo cortado por un aizkolari causó sensación. En realidad, se trata de un peinado indígena de los yanomami del Amazonas, nada que ver con el rollo nekane de la aún más remota Euskalherria, sino con una inaudita combinación de la ideología de género, la emancipación de las tribus, el Clickfamobil style y la Lego fashion. Ellas se cortan el pelo a lo príncipe Valiente, de Beukelaer o Vickie el vikingo y ellos llevan pendientes. Que se sepa, Puigdemont no tiene los lóbulos perforados, pero su peinado supone el triunfo de la peluquera o peluquero de Anna Gabriel y la confirmación de su maestría con la guillotina.

Puchi, al que ya llaman "el agrogolpista", luce la misma cabellera que Gabriel, pero en su variante raya en el medio, un auténtico delirio que pretende ser trendy y es una pesadilla en el cruce de caminos entre Donald Trump, Berlusconi, Bono y el bueno de Anasagasti. Si Tarradellas levantara la cabeza... El Prusés no tiene el pelo pantene, sino un fregona capilar. ¡Qué horror! ¡Cuánto espanto! Es como si le hubiera caído una marmota rabiosa en la closca.

Hay quien sostiene con rotundidad que el Plan Ibarretxe se fue de la vela al carajo porque el lehendakari era pastao al señor Spock de Star Trek. No se pierdan el enlace. Resulta que el actor que encarnaba el capitán de la nave interestelar, un tal Leonard Nimoy, empezó su carrera en el espectáculo americano interpretando a un pastor vasco en una serie titulada Wagon Train (La Caravana).

¿A quién se parece Puigdemont? Mayormente a Snorre, un secundario de Vickie, y a Carrillo, Mas y Romeva con peluca. Eso o a Chewbacca. Hagan la prueba en google.

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