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Pablo Planas

Refugiados musulmanes hostigan a refugiados cristianos

Puede que estos musulmanes sean poco islamistas a los ojos de los asesinos barbudos, pero no parecen cortarse un pelo a la hora de perseguir infieles.

Puede que estos musulmanes sean poco islamistas a los ojos de los asesinos barbudos, pero no parecen cortarse un pelo a la hora de perseguir infieles.
Cordon Press

No es un caso aislado. La prensa alemana de toda orientación destaca que en los centros de refugiados de Baviera, sirios, kurdos e iraquíes cristianos son víctimas frecuentes de ataques y amenazas por parte de sirios, kurdos e iraquíes musulmanes. Un pastor luterano, Gottfried Martens, citado por "Die Welt", afirma que los musulmanes han instaurado la sharia en los centros de acogida. En otro medio, "Die Zeit", el patriarca maronita de Frankfurt, Gaby Magea, denuncia que los cristianos, a quienes los musulmanes se refieren como "cerdos", tienen prohibido el acceso a las cocinas donde se reparten los alimentos.

Dadas las circunstancias, las autoridades alemanas se debaten entre separar a los refugiados por su credo, e incluso a los musulmanes chiítas de los sunitas, o imponer la firma de una carta de aceptación de los derechos humanos: la igualdad de hombres y mujeres, la libertad religiosa, de conciencia, expresión y ese tipo de cosas que provocan la urticaria de los imanes y de los terroristas.

Es más probable que la opción de separar a sirios, kurdos e iraquíes sea la más práctica, pero no deja de ser una derrota catastrófica de la humanidad. O una gran victoria del Estado Islámico del que todos huyen. Puede que los musulmanes que atraviesan Europa sean moderados o poco islamistas a los ojos de los asesinos barbudos, pero desde luego no parecen cortarse un pelo a la hora de perseguir infieles, cruzados o, más propiamente para ellos, "cerdos". Probablemente crean también que la culpa de todo la tiene el tirano Bashar al-Asad, entre otras razones por no haber exterminado a los cristianos y llevar corbata. A saber...

Otra cuestión es que hasta entre los refugiados hay clases y no es lo mismo ser un sirio como Alá manda que un pobre cristiano de la mano de Dios.

El ambiente de hostilidad llega hasta las amenazas de muerte, de tal manera que la prensa alemana registra casos de cristianos iraquíes que prefieren volver a Mosul. "Nos dijeron que se beberían nuestra sangre", cuenta Die Welt sobre el retorno de una familia al infierno islámico.

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