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Pablo Planas

Terror Lliure

La desaforada reacción catalanista ante las detenciones de varios sujetos de los CDR no es más que un episodio, otro, del blanqueo de la violencia del proceso.

La desaforada reacción catalanista ante las detenciones de varios sujetos de los CDR no es más que un episodio, otro, del blanqueo de la violencia del proceso.
EFE

Los separatistas flipan con los jueces. No comprenden cómo es posible que se detenga a los suyos por cargarse la Constitución y el Estatuto. y mucho menos entienden que cortar carreteras también sea un delito, mucho menor en recorrido pero delito. Es que alucinan. Creen firmemente que sus deseos están por encima de las leyes, que sus actos no tienen consecuencias y que el desprecio por la ley exime de su cumplimiento. A capricho.

Mayúsculo estupor. Han detenido a la Tami, que se hacía fotos con todos los concejales de su pueblo y luego se iba a cortar carreteras con los coleguis del comité. ¡Qué fuerte! Después de lo del cuadro ese de Arco y el rapero follainfantas, van a por los CDR. Es que en España no hay democracia, claman los abogados de los golpistas ante la misma ONU, donde están por dejar lo de la guerra de Siria a su aire para ocuparse de la investidura de Sànchez y de la "represión" en Cataluña.

Dantesco les parece a los del proceso, a los medios y partidos de la república del 1-O. El Código Penal no es lo suyo y no lo aceptan. Puede que décadas de impunidad tengan algo que ver. Nunca pasaba nada. Jamás se consideró que amenazar de muerte a políticos y disidentes, que atacar y marcar sedes de partidos, comercios y viviendas o que asediar las casas cuartel de la Guardia Civil estuviera siquiera vagamente relacionado con el terrorismo o fuera algo que mereciera una condena política o una reprobación eclesial, ni mucho menos buscar, juzgar y condenar a los autores de esos actos.

La desaforada reacción catalanista ante las detenciones de varios sujetos de los CDR no es más que un episodio, otro, del blanqueo de la violencia del proceso. Téngase en cuenta que estos campeones del pacifismo van de la mano de personajes como Otegui y Carles Sastre, fundador de Terra Lliure, condenado por el asesinato del empresario José María Bultó y ahora respetado líder sindicalnacionalista, el convocante de las huelgas "de país". Eso sí, del asesinato de Joaquín Viola y Montserrat Tarragona fue absuelto por falta de pruebas. El procedimiento en ambos casos fue el mismo, una bomba adosada al pecho de las víctimas. En diciembre de 2015 fue homenajeado en TV3 y calificado de "gran reserva del independentismo" por firmar un manifiesto para que la CUP no se cepillara a Mas.

Tiene su lógica que quienes consideran que Terra Lliure no fue una banda de asesinos sino unos chicos magníficos convertidos con los años en candidatos a la cruz de Sant Jordi sean incapaces de digerir que se detenga a unos encapuchados que se dedican a sabotear infraestructuras básicas y que han intentado asaltar el Parlament o la Delegación del Gobierno. Según Puigdemont, "no es terrorismo, es la lucha pacífica por la democracia y la libertad". Sí, una lucha estupenda, muy mansa, tanto que hay jueces, disidentes y políticos a los que se ha reforzado la escolta ante el incremento de los incidentes y las amenazas. ¿Terrorismo? No es lo mismo que atropellar a una multitud, pero apesta tanto como para tener que redoblar la guardia por si acaso. Por no hablar del iter criminis.

Más que proclamarse superpacifistas, convendría a los golpistas condenar la violencia, pero no venga de donde venga, sino esa concreta ejercida sin reparos durante años y años en forma de amenazas y exclusión contra los que llaman "unionistas". Sería un primer paso.

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