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Pablo Planas

Tres o cuatro días de republiqueta y botellón

Así como por sorpresa, sin anunciarlo, sin publicidad ninguna, resulta que el Parlamento catalán ha declarado la independencia. ¿O no?

Dados los tiempos necesarios para analizar un caso que ha pillado desprevenidos al Gobierno, al Consejo de Estado y al Tribunal Constitucional, los ciudadanos de Cataluña deberán vivir tres días bajo el régimen del Estado catalán, una republiqueta pinturera en la que ha faltado el canto de un duro para abolir la propiedad privada. Así como por sorpresa, sin anunciarlo, sin publicidad ninguna, resulta que el Parlamento catalán ha declarado la independencia. ¿O no?

Cuatro años llevan con la misma serenata, sin que los representantes de las instituciones del Estado hayan hecho nada para impedir la consumación de actos de desobediencia como el referéndum de hace un año o la sesión extraordinaria de la desconexión, una fantasmada que por fin ha despertado del letargo a Rajoy. Pero sin forzar, paso a paso y cada cosa a su tiempo. Tratándose de Moncloa, la velocidad es vertiginosa. Téngase en cuenta que este mismo lunes ha firmado Rajoy la petición de informe al Consejo de Estado, el martes se reunirán los subsecretarios, el miércoles habrá Consejo de Ministros extraordinario y la resolución de la cámara regional no quedará en suspenso hasta que el recurso del Gobierno sea aceptado a trámite, cosa que se prevé suceda el miércoles a última hora o el jueves.

Mientras tanto, los ciudadanos de Cataluña vivirán en una república, experiencia que no se tiene todos los días. No está previsto que pase gran cosa, porque tres o cuatro días no dan para apreciar un cambio de tan profundo calado. Es que no da tiempo ni para bautizar la Diagonal como Avenida de la República. La republiqueta será efímera aunque Mas se ponga en huelga de hambre porque no le quiere la CUP y le llega la basura del tres por ciento y de los Pujol hasta la barbilla.

¿Dónde se ha visto una república que sólo festejan una decena de jubilados a las puertas del parlamento insurrecto? ¿Dónde están los bocinazos de los coches, las masas y las banderas del Onze de Setembre? ¿Dónde las celebraciones? La republiqueta no es un título de Champions, de acuerdo, pero tampoco parece moco de pavo, sobre todo si les fuera a costar a sus promotores algún precio personal, una inhabilitación, una multa, algo. Tampoco hay que ponerse dramáticos. Sólo nos han estado adoctrinando, engañando, marginando y robando durante tres décadas. Ahora y en teoría sólo tendremos que aguantarlos tres o cuatro días como reyes del mambo y mandos supremos de un Estado más paria que Somalilandia. A partir del jueves, Mas y los suyos, y los de la CUP, volverán a ser nada más y nada menos que los que han mandado siempre en Cataluña y sus juventudes de la escuela Aula. Sin consecuencias para los promotores del botellón republicano. Tres o cuatro días de Resacón en Las Vegas y luego a esperar qué pasa el 20-D. ¿No es genial?

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