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Pablo Planas

Una etarra y Puigdemont

Puede que el caso de Natividad Jáuregui Espina haya influido en la decisión del magistrado Llarena de retirar la euroorden contra los golpistas fugados.

Puede que el caso de Natividad Jáuregui Espina haya influido en la decisión del magistrado Llarena de retirar la euroorden contra los golpistas fugados.
Cordon Press

Justicia belga. Puede que el caso de Natividad Jáuregui Espina haya influido en la decisión del magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena de retirar la euroorden de detención de Puigdemont y los tres exconsejeros de la Generalidad que le acompañan en la escapada. A Natividad Jáuregui la llamaban Pepona sus colegas de la ETA, pero en Gante se hizo nombre de cocinera. Se le atribuye la autoría material del asesinato del militar Ramón Romeo Rotaeche a la salida de misa, el 19 de marzo de 1981. Esta Pepona habría apretado el gatillo en ese caso y como integrante del denominado Comando Vizcaya participó en otros cinco asesinatos cometidos entre enero y julio de aquel año. Después escapó primero a Francia, luego a México y por fin a Bélgica, donde es conocida por su afición a las mariscadas y el punto de sus mejillones con patatas.

La Audiencia Nacional trató en vano de lograr su extradición durante años. El último intento fue en 2013. Detenida por la Policía belga a petición de la española, las autoridades judiciales de ese país decidieron desatender la euroorden por las en teoría severas condiciones penitenciarias españolas. La individua corría el riesgo de ser incomunicada y torturada en las lóbregas mazmorras de la dudosa democracia española, adujo su defensa y sancionó el tribunal de apelación en un auto en el que sostenía sin pudor que "los sospechosos de terrorismo son sometidos en España a un régimen de supresión de libertad en circunstancias inhumanas".

A la familia de Ramón Romeo no le quedó más remedio que llevar el caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que admitió la denuncia contra el Estado belga hace un año y podría alumbrar un fallo a finales del próximo en un alarde de rapidez para lo que es costumbre en Estrasburgo.

El abogado de Pepona es el mismo Paul Bekaert al que ha confiado su defensa Puigdemont, que está encantado con la Justicia belga. Mientras tanto, los exconsejeros excarcelados dan fe de las "circunstancias inhumanas" de las cárceles españolas. Mala comida, hamburguesas quemadas, demasiada fritanga, poca variedad y muchas flatulencias, relatan los expresidiarios Mundó, Rull y Turull. Tremendo.

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