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Pedro Bringas

El futuro de la ACB

Se trataría de que, seguramente por primera vez en la historia de las grandes ligas profesionales europeas, una liga se cerrase, es decir, desapareciesen los descensos y los ascensos.

Este fin de semana, ha concluido el V Congreso de la ACB que se ha celebrado en Alicante, y que ha culminado con la celebración de una junta extraordinaria. Como resultado de los debates y reuniones –parece que con insuficiente participación de los clubes, según la opinión de los interesados–, se han adoptado una serie de acuerdos con la mejor intención de lograr que el interés por la competición crezca y que la ACB esté en la vanguardia del deporte profesional. El intercambio de opiniones sobre el nuevo sistema de competición entre los principales dirigentes de la mejor liga del mundo FIBA viene de lejos, y la solución adoptada está a medio camino entre el sistema actual y alguna de las propuestas más radicales. Parece claro que al menos la liga regular estaba necesitada de un empujón que consiguiese acrecentar la importancia de los partidos que se juegan, y este sentir ha guiado la toma decisiones sobre los cambios en el sistema de competición. Evidentemente, el acierto o desacierto sólo lo marcarán la asistencia a las canchas y las audiencias televisivas. Sobre todo las audiencias televisivas.

Según el modelo aprobado, el primer clasificado de la liga regular adquirirá, junto al campeón final, el derecho a jugar la máxima competición continental. Con ello se acrecienta el interés por la primera fase. La Euroliga tendrá que dar su visto bueno a otra de las innovaciones: que los subcampeones de la liga regular y de la Final obtengan el billete europeo, respetando los derechos adquiridos por Tau y Unicaja, que se han ganado su billete para participar en la Euroliga hasta la temporada 2008-09. Igualmente se acortan los cuartos de final y las semifinales a tres partidos –la final seguirá jugándose al mejor de cinco– en busca de mayor emoción y dramatismo.

Con todo, la conclusión que más llama la atención de todas las adoptadas es la que reza así: "Iniciar el estudio, para su implementación en los próximos años, de un modelo de Liga estable donde puedan desarrollarse las franquicias deportivas incrementando su valor". Se trataría de que, seguramente por primera vez en la historia de las grandes ligas profesionales europeas, una liga se cerrase, es decir, desapareciesen los descensos y los ascensos. Desde hace mucho tiempo se han oído voces que clamaban por un sistema así, de comprobado éxito en el deporte profesional norteamericano, ya que de ese modo, según sus defensores, desaparecerían los riesgos económicos motivados por los descensos deportivos. Al fin y al cabo, un mal año lo tiene cualquiera. Habrá que ver qué opina la Federación Española y los clubes que ahora mismo sueñan con estar, al menos una vez, en la élite.

Justo en el momento en que se celebraba el congreso de la ACB se conmemoraba el cincuenta aniversario de la creación de la liga nacional; hasta que Raimundo Saporta tomó las riendas del baloncesto patrio, las raquíticas competiciones de la futbolera España de la dictadura se circunscribían a ligas regionales. En ese momento, alguien tuvo claro cuál era el futuro, igual que quienes, hace casi veinticinco años, crearon la ACB. El baloncesto era la vanguardia.

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