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Andalucía

Pedro de Tena

Andalucía ya está en clave electoral

El gobierno PP-Cs no es más que un espejismo donde el PP se ha comido a la mitad de Cs y sigue comiendo.

El gobierno PP-Cs no es más que un espejismo donde el PP se ha comido a la mitad de Cs y sigue comiendo.
Juan Manuel Moreno y Juan Espadas en la presentación de la Eurocopa en Sevilla. | Europa Press

A pesar de los intentos de Juan Manuel Moreno, su acólito Elías Bendodo y el mancebo Juan Marín de predicar la calma, la situación política andaluza entra en la fase turbulenta de unas aguas que se encaminan hacia la concreción de la fecha electoral. El PP ningunea con Ximo Puig a un Juan Espadas sin filo que se ningunea a sí mismo con el show de la FAFFE y la obsesión por Susana Diaz.

Cs se desmorona con Inés Arrimadas de testigo pinchando en un acto público. Vox aprieta sin ahogar a la Junta yendo a lo propio: que se cumpla lo pactado y resistiendo a la izquierda comunista a la baja que asiste con sorpresa al espectáculo de un Kichi que se desdice de su promesa de estar sólo 8 años en la alcaldía de Cádiz. Ya va por 12.

Era difícil ocultar, ya se anotó, que el PP nacional quiere elecciones porque Casado le pisaría el callo andaluz al Sánchez agrietado y de paso un poco al PP andaluz; que Ciudadanos, cada vez más Ciudamenos y dividido, no las quiere porque la mohína que viene es chunga; que el PSOE no las quiere porque está enfangado en corrupción, un líder insuficiente y una falta de preparación obvia; que Vox sí las exige porque cree que le irán bien y el comunismo todo no las quiere, unos por disponer de tiempo para clavar a Teresa Rodríguez y sus anticapis y ella para tener tiempo de reducir a los podemitas que la maltrataron.

En este clima, está resultando muy difícil aprobar los presupuestos andaluces para 2022 y tanto Juan Marín como Juan Manuel Moreno ya están contemplando la posibilidad de prorrogar los actuales presupuestos en vigor, que suman el acuerdo de PP, Cs y Vox. Si tal cosa ocurre, las elecciones pueden precipitarse en cualquier momento a partir del 1 de enero de 2022.

El PP andaluz y el PSOE valenciano le han hecho un bocadillo a Juan Espadas que pierde la bandera de la reforma del sistema de financiación autonómica. Mañana, una foto venenosa, Moreno-Puig, para su mismidad. Y lleva tres, contando la de Carmen Ibanco en la Comisión de Investigación y la de Susana Díaz resistiendo en el Senado y el Parlamento andaluz al mismo tiempo.

Ciudadanos ha comprobado en el Palacio de Congresos de Sevilla, en el que ni siquiera Inés Arrimadas logró llenar las escasas 400 butacas disponibles por el Covid (las fotos oficiales lo muestran lleno pero otras no). Esto es, está en el momento de pensar si retrasar las elecciones andaluzas no será mucho peor por eso de pasar del infinito al cero.

O sea, el gobierno PP-Cs no es más que un espejismo donde el PP se ha comido a la mitad de Cs y sigue comiendo, Vox se ha comido su ración posible, el PSOE apenas ha comido y el comunismo nada. Por eso Vox, al que conviene la anticipación, y eso que no tiene candidato decidido, presiona con prudencia a la Junta con la vista puesta en lo pactado.

Es decir, Vox puede no aprobar los presupuestos, pero sí leyes decisivas dejando a Moreno al albur de creer que Juan Espadas le va a apoyar para salvar las cuentas, algo que desgastaría a ambos y eso lo hace más que dudoso, porque Juan Espadas sigue ensimismado con un partido dividido y una imagen dañada.

Y el comunismo, el aliado al nacionalismo andalucista casi separatista de Teresa Rodríguez y Kichi y el obediente a Pablo Iglesias, sigue combatiendo en su guerra civil interna que es sencillamente de exterminio. Lo intentaron con la de Rota quitándole el grupo parlamentario y ahora necesitan tiempo para acabar con ella definitivamente. Y llega José María González, Kichi y demuestra que los anticapis están ya en clave electoral.

¿Cómo interpretar su anuncio de que, ante la falta de candidatos tan idóneos como él, puede incumplir su promesa de no estar más de ocho años al frente de la Alcaldía de Cádiz? Pues ofrecer un flanco a las críticas y demostrar que eso de renunciar al machito es más fácil de decir que de hacer.

O sea, Andalucía se mueve. Hay menos covid y menos gente que vacunar, lo que invita a la normalidad; más dudas sobre los fondos europeos de recuperación que Sánchez –el mismo que nos ha vacunado sin exigirnos que nos afiliáramos al PSOE–, se empeña en convertir en bonos electorales; las encuestas siguen anunciando más gobierno del cambio y las leyes principales; la Ley de simplificación de trámites administrativos y el uso del suelo y alguna otra, van a ser apoyadas por Vox….

En este panorama, pueden prorrogarse los presupuestos con naturalidad y, lo que es lo mismo, entrar de cabeza en un 2022 electoral. Casado aplaudirá con Abascal y lo que diga Ciudamenos apenas importa. Si además Espadas y sus aliados forzosos comunistas pueden estrellarse, la tentación va a ser irresistible por turbias que puedan ponerse las aguas.

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