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Pedro de Tena

Chaves, el sucesor natural de Chaves

El régimen, desarrollado, mimado e impulsado personalmente por el equipo de Manuel Chaves, del que viven decenas de miles de socialistas que maman en las ubres de la cosa pública, es ya el propio Chaves hasta el punto de que si faltara él, se hundiría.

Es más que natural lo que ha hecho Manuel Chaves. Desde hace 18 años ha dominado como nadie lo hizo nunca el aparato del PSOE andaluz hasta el punto que esto se parece a aquel partido de los años 80 como un huevo a una castaña. Desde que llegó en el año 90 con el mandato explícito de Felipe González de acabar con la disidencia periódica andaluza, primero Escuredo, luego Borbolla y casi siempre el sevillano Caballos, aquí no se ha movido ni un alma. Y los que se movieron, incluso a favor de Zapatero tras el congreso de su extraña victoria sobre Bono, no han vuelto a salir en ninguna foto.

Con la ayuda inestimable de los sicarios que le rodean, guardia pretoriana intelectualmente mediocre con excepciones como la de Pérez Royo que hace buena la teoría belmontiana de la degeneración y poco más, Manuel Chaves ha consolidado lo que llama ya una importante parte de la población andaluza un régimen de poder personal sobre la base de una oligarquía socialista de cuyo proceso y formación ya hemos dado cuenta en diversas ocasiones. Ciertamente, él no inventó el régimen. Es lo que el socialismo andaluz dio de sí cuando dispuso de los medios casi absolutos de gobierno en Andalucía.

En 1982, tras tres años de mayorías municipales en más del 50 por ciento de los municipios, el PSOE gobernó en solitario en la Junta, en las diputaciones, en las instituciones y en la mayoría más que absoluta de los municipios. Pudo haber desarrollado una democracia mayormente liberal, propiciando la división de los distintos poderes, respetándolos y reconociendo del valor moderador de la oposición, la neutralidad de la Administración y las Instituciones respecto a los partidos y la excelencia de la educación crítica sobre la educación "ideológica". Hizo lo contrario porque eso es lo que está en los genes de la ideología socialista residual, más leninista que otra cosa, de los cachorros de Suresnes que venían del predio sevillano.

Y en 1990, cuando llegó Chaves, los mimbres estaban ya trenzados. El régimen despótico de poder a partir de las mayorías absolutas ya estaba en marcha. Lo que hizo Chaves no fue otra cosa que continuar con la aporía teórica y la fechoría política que considera que ganar unas elecciones significa que, no sólo el poder político y administrativo sino todos los poderes, el judicial, el legislativo, el económico, el social, el comunicacional y el cultural, deben ser penetrados, dominados y administrados por el partido vencedor. Con esta lamentable interpretación, el régimen está servido.

A estas alturas, el régimen ya no es siquiera el Partido Socialista, vaciado de competencias y sometido a las decisiones disciplinarias de Chaves. El régimen, desarrollado, mimado e impulsado personalmente por el equipo de Manuel Chaves, del que viven decenas de miles de socialistas que maman en las ubres de la cosa pública, es ya el propio Chaves hasta el punto de que si faltara él, se hundiría. Lo vio con claridad el Tigelino de la Junta, Gaspar Zarrías. Hablar de sucesión había sido un error. Chaves anunció que le sucedería una mujer y cundió el pánico,

Por ello, y ante los primeros movimientos de las mujeres socialistas proclives a elevar a cualquier Magdalena a los altares, Manuel Chaves, que tiene muy claro que con las cosas de comer no se juega, ha tenido a bien dictar que el sucesor de Manuel Chaves será el propio Manuel Chaves. Natural. Regímenes como el suyo no sobreviven al regimentador. El Partido Popular, única alternativa posible a esta situación enferma y deteriorada, debe tomar cartas en el asunto. En el año 2012, no se tratará de unas elecciones como las demás. Serán unas elecciones a favor o en contra de un régimen. Una estrategia que no tenga en cuenta esta circunstancia capital no podrá liberar a los andaluces de un destino inquietante. Es preciso acertar.

Recuérdese lo de Gracián:"Algunos obran, y después piensan: aquello más es buscar escusas que conseqüencias. Otros, ni antes ni después. Toda la vida ha de ser pensar para acertar el rumbo: el reconsejo y providencia dan arbitrio de vivir anticipado." Eso mismo.

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