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Pedro de Tena

Cierra 'Por Andalucía Libre', la web matriz de la investigación de La Tela de Araña Andaluza

Tengan comprensión y ayúdennos a bajar el telón. La vida es mucho más que política y periodismo. Es el último titular que les ofrecemos.

Tengan comprensión y ayúdennos a bajar el telón. La vida es mucho más que política y periodismo. Es el último titular que les ofrecemos.
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Esta revista digital nació en 2006 con el fin expreso y explícito de ayudar al cambio en Andalucía en dirección a una sociedad abierta, culta, tolerante y próspera. Teníamos enfrente a todo un régimen monopartidista impuesto subrepticiamente a los andaluces tras la fachada de una socialdemocracia moderna. Lejos de respetar a los ciudadanos y sus derechos y libertades, a la democracia y sus reglas básicas de convivencia, aquel PSOE, del que es heredera hoy Susana Díaz con el inesperado y decepcionante apoyo de Ciudadanos, intentó y logró penetrar todos los recursos y resortes de la sociedad andaluza, desde su economía y agentes sociales a sus medios de comunicación, desde la administración pública a la sanidad o la educación, desde la justicia a la sociedad civil.

Apenas nada ha quedado fuera de su injerencia y/o control directo y pocos han podido y/o querido escapar de esta asfixiante y perversa presión más propia de regímenes populistas. Su apropiación de los símbolos andaluces y de la esencia política e histórica de la región andaluza fue la consecuencia. Mutatis mutandis, el PSOE ha sido a Andalucía y a los andaluces lo que el nacionalismo catalán ha sido a Cataluña y a los catalanes en el aspecto identitario, en el aspecto de control y presión e incluso en el aspecto de su corrupción. Sin embargo, hasta en Cataluña y País Vasco, a pesar de sufrir regímenes parecidos, fue posible la alternancia democrática. Nunca lo fue en Andalucía, lo que indica la gravedad del caso.

Una socialdemocracia digna de tal nombre y semejante a la de otros países europeos hubiera construido desde el origen de la autonomía andaluza una administración profesional, neutral, eficaz, al margen de toda opción política partidista y servidora de todos los ciudadanos sin distinción. Una socialdemocracia sincera no hubiera perpetrado jamás la organización de un régimen donde la alternancia política fuera prácticamente imposible y donde el sectarismo autoritario se impusieran al lógico debate libre y abierto de ideas que las democracias sanas necesitan. Una socialdemocracia limpia no hubiera amparado jamás la infinidad de prácticas irregulares y corruptas que han caracterizado la vida política, económica y social andaluza desde 1982. Una socialdemocracia sensata hubiera admitido que los adversarios políticos de sus ideas no son la expresión de una maldad metafísica y congénita que busca el daño del pueblo. La oposición política en una democracia normal consiste en la formulación de una alternativa posible en la organización y gestión de los recursos públicos para mejora del bienestar general y la alternancia democrática es absolutamente necesaria para regenerar periódicamente convivencia e instituciones. Esto es, la socialdemocracia debe ser demócrata.

Por todo ello, y contra todo ello, pero nunca contra la socialdemocracia como opción útil y necesaria en sociedades democráticas complejas para equilibrar los poderes y corregir los errores de gobiernos de otras opciones ideológicas, nació Por Andalucía Libre, aprovechando parte del lema del himno oficial de Andalucía: "Por Andalucía libre, España y la Humanidad", quizás lo mejor del andalucismo. Sus impulsores iniciales fueron, como es sabido, Antonio Barreda Alcobet y Pedro de Tena Alfonso, que siempre ostentó la titularidad, asumió la responsabilidad general, confeccionó y diseñó la web y cuidó de su edición diaria. 

Casi todos los que comenzamos aquella andadura, y muchos de los que se unieron después, procedíamos de la oposición al franquismo y habíamos experimentado ya la decepción por la corrupción morbosamente extendida durante los gobiernos socialistas y la esperanza de que una reforma más liberal y nacional de la vida española enderezara el rumbo democrático y honrado perdido.

La oposición ejercida y los primeros años de los gobiernos de José María Aznar parecieron confirmar aquellas esperanzas a pesar de sus cesiones a los nacionalismos para conseguir gobernar. Su entereza ante el terrorismo y la defensa de la unidad y dignidad nacionales; reformas económicas que impulsaron el empleo y la prosperidad de los desfavorecidos manteniendo e incluso mejorando la protección social; la influencia creciente de la nación en los asuntos internacionales y sus promesas de regeneración y contra la corrupción, hacían esperar un cambio a mejor de la democracia española.

Pero muchas de las promesas no fueron cumplidas en la fecha y la hora fijadas. Finalmente fueron truncadas de raíz por un golpe político sin precedentes, el 11-M. Aquel atentado de 2004 en plena campaña electoral, todavía sin autoría conocida, cuya consecuencia inmediata fue la muerte de 192 españoles y un número de heridos superior a los 1.800, supuso una conmoción intelectual y política. Una oposición sin escrúpulos –el PSOE de Zapatero y la izquierda comunista y separatista en general– llegó a acusar al gobierno legítimo de Aznar de haber provocado la masacre terrorista más grave y cruenta de la democracia europea, algo inimaginable en Europa. Tal conducta nos convenció aún más de la enfermedad moral y el sectarismo autoritario que afectaba al PSOE. Ello nos animó aún más al desarrollo de un instrumento desde donde combatir el desvarío que se avecinaba. Al vivir en la comunidad andaluza, centro de gravedad del socialismo patrio, la tarea se nos hizo urgente y necesaria.

En aquel momento, en el horizonte político andaluz sólo una fuerza, el Partido Popular, liderado entonces por un joven y animoso democristiano Javier Arenas, tenía posibilidades de erigirse como palanca democrática del cambio. Izquierda Unida representaba el comunismo más vetusto y atrasado, acrítico con su pasado, carcomido por su obsesión con la perdida Guerra Civil, sobre la que nunca ha hecho un leve examen de conciencia ni ha perdido perdón por su responsabilidad. Sus recetas eran y son imposibles de asumir para nosotros, un grupo de demócratas andaluces, españoles y europeos que aspiraban a tener más sociedad y libertad y menos Estado y controles innecesarios.

El andalucismo, viciado desde el principio por una opción nacionalista ininteligible para la mayoría de los andaluces y por sus inclinaciones pseudoizquierdistas, pudo haber jugado un mayor papel en ese cambio de no haber optado por el fratricidio sistemático, por empecinarse en no revisar su deriva independentista y anómalamente proislámica y por haber servido de muleta al régimen socialista en un momento decisivo para el cambio. Por ello, decidimos abierta y públicamente apoyar la opción del Partido Popular desde la independencia evidente y demostrada de sus miembros y colaboradores, cuya inmensa mayoría nunca ha estado siquiera afiliada al PP ni a ningún otro partido.

Y eso hicimos hasta el año 2012, contribuyendo al cambio con la investigación periodística más importante y sistemática jamás hecha por el periodismo andaluz sobre el régimen socialista desde la revista Por Andalucía Libre, financiada con recursos propios, como puede demostrarse fácilmente. Elaborada por nosotros mismos, ni siquiera se aceptó la inserción de publicidad pagada con el fin de no poner en peligro la autonomía de nuestras decisiones.

Fruto de esas investigaciones fue el libro La tela de araña andaluza: hilos de un régimen, que tuvimos que editar nosotros mismos porque nadie quiso hacerlo. Sólo dos distribuidoras andaluzas acogieron el libro y posibilitaron que llegara a las librerías. De los medios de comunicación andaluces, sólo ABC se hizo eco de su existencia. Ni siquiera El Mundo, ni la Cope ni el grupo Joly informaron del mismo. De los medios de Prisa, ni hablamos, claro. Telemadrid, algunas televisiones minoritarias, como Intereconomía y lo que ahora es 13 TV, se hicieron eco del libro en 2010. Sólo Libertad Digital, a la que debemos agradecimiento eterno, nos permitió saltar Despeñaperros haciendo de caja de resonancia nacional de nuestros datos e ideas y permitiéndonos disponer de una tribuna permanente y diaria.

El segundo libro, que culminaba el resumen del trabajo de investigación iniciado en 2006, se titula La tela de araña andaluza: el poder de un régimen, que explica cómo y con qué métodos fue erigiéndose el régimen socialista andaluz, no ha podido ser editado. Sin embargo, sus capítulos aparecieron en nuestra página web y en Libertad Digital durante un tiempo.

Queremos creer que, gracias en parte a nuestro trabajo de investigación y de opinión, en los meses iniciales de 2012 y por vez primera en toda la etapa constitucional nacida en 1978, el PP andaluz, todavía presidido por Javier Arenas, lograba alcanzar posiciones que le permitían albergar la esperanza de ser el partido ganador por mayoría absoluta de las elecciones andaluzas e impulsar el cambio necesario. Inexplicablemente, el gobierno de Mariano Rajoy, ataviado con una apabullante mayoría absoluta en gobierno nacional, autonomías y ayuntamientos, tomó una serie de decisiones políticas durante la campaña electoral andaluza que le hicieron perder a su brazo político en el Sur 400.000 votos en sólo cuatro meses y acabaron con toda posibilidad de gobierno y reforma.

Sobre todas ellas recordemos dos: la subida inmisericorde de impuestos, clamoroso incumplimiento electoral, que castigó a las clases medias y profesionales, así como a los funcionarios y empleados públicos, y una reforma laboral sin consenso, que resultó ser el arma electoral decisiva para el régimen político-sindical tambaleante de José Antonio Griñán. Si a ello unimos la apatía final e indescifrable de la campaña andaluza del PP y su enigmático abandono del entusiasmo por la bandera del cambio, podremos disponer de algunas claves de lo ocurrido.

Como era de esperar, tras la amarguísima por insuficiente victoria de Arenas, el régimen siguió gobernando, apuntalado por Izquierda Unida y el PP andaluz y sus votantes, nada menos que dos millones en las elecciones generales de 2011, fueron reduciéndose a la mitad, sufriendo descalabro tras descalabro hasta el día de hoy. La espantá de Javier Arenas, fuese impuesta o no –tampoco fue entendida por sus votantes, sobre todo porque nunca les fue explicada–, y, desde luego, el espectáculo bufonesco de su sucesión terminaron con las expectativas de un PP andaluz que parece sufrir el sino de estar eternamente en la oposición y, lo que es más curioso, crecientemente menguando.

Si a ello unimos el incumplimiento político de reformar profundamente la vida política e institucional española; la descomposición de su imagen de partido decente y regeneracionista debido a casos de corrupción que han afectado gravemente a la credibilidad ética y moral de sus principales dirigentes; su absurdo y antiliberal comportamiento en materia de medios de comunicación, sector que debiera haber liberalizado en profundidad, y su incapacidad de comprender la riqueza de la crítica y la democracia interna, puede entenderse cómo, a pesar de haber logrado mejoras en la herencia económica y social ruinosa que recibió en 2011, ha sufrido un retroceso electoral determinante.

Ha sido un gobierno del PP el que, desde una mayoría política y social sin precedentes, ha conducido a España a una crisis nacional, cívica, moral, política e institucional que ha dado alas y poder a quienes pretenden el cuarteamiento de la España unida y solidaria que emana de la Constitución y la destrucción de la democracia europea y sus valores impulsados por la transición reconciliadora que ahora comienza a añorarse seriamente. La repercusión de este deterioro en Andalucía hace ya imposible que el PP, tal y como se presenta actualmente, pueda ser considerado herramienta de cambio esencial alguno.

De un PSOE lejano a toda reforma y autocrítica e incapaz de renunciar a la perpetuación de su régimen y de una IU que manifiesta comportamientos inquietantes, lejanos ya de aquel eurocomunismo que propició la transición a la democracia y cercanos a un populismo irracional y antidemocrático, nada podemos esperar los partidarios de una sociedad libre, culta, racional, tolerante, conciliadora y rica, sí, rica, donde el paro masivo deje de ser la principal tarjeta de presentación de Andalucía. De Podemos, naturalmente, tampoco. Explicarlo más no merece la pena.

Sí debemos decir, empero, unas palabras sobre Ciudadanos, partido de nuevo cuño que se presentó en Andalucía como adalid de la renovación y la reforma regeneradoras y que se ha mostrado como felpudo transigente, cómodo y servil en lo fundamental de un régimen andaluz que se ha perpetuado y se perpetúa gracias a su apoyo casi incondicional. Sin ideología precisa, sin convicciones éticas de garantía, sin líderes cuya trayectoria haya sido coherente a lo largo de los años, con un aluvión de afiliados de los que nadie sabe otra cosa salvo que admiten en silencio oponerse con ferocidad al PP mientras pasan la mano por el lomo al PSOE más corrupto de España, dan pábulo a la sospecha creciente de ser un instrumento penetrado o influido por el socialismo. Sus conductas escandalosas y nada regeneradoras en sólo unos meses de actividad política y parlamentaria hacen que Ciudadanos, salvo milagro, no pueda ser esperanza ni referencia de cambio alguno en Andalucía.

Hasta este momento, lo que había que hacer lo hemos hecho con honestidad, publicidad y limpieza. Ya no podemos hacer más salvo mutis por el foro definitivamente a la espera de que algunos y algunas, más jóvenes y con más fortaleza y resistencia, sigan el camino de la Andalucía y la España libres y democráticas, honradas, prósperas y dignas que necesitamos. Nos hemos quedado sin opciones reales de cambio en el horizonte inmediato y, aunque sigue siendo sabia la apreciación de Goethe de que "el horizonte se mueve si tú te mueves", nos parece igualmente sabio no moverse más si no hay horizonte visible y el esfuerzo ha resultado, hasta el momento, inútil.

Les pedimos perdón a las personas e instituciones sobre las que hayan recaído algunos de nuestros errores. Hemos rectificado aquellos de los que hemos sido conscientes o hemos sido advertidos. Valga en nuestro favor el hecho relevante que en diez años y a pesar de la complejidad, dificultad y trascendencia de la mayoría de nuestras informaciones e investigaciones hemos tenido muy pocas incidencias judiciales, que o bien se han disuelto o bien se han resuelto a nuestro favor, algo que pocos medios de comunicación pueden aportar como mérito.

Los contenidos de www.porandalucialibre.es desaparecerán de la red y ya no se podrá acceder a ellos nunca más. La mayoría de sus informaciones e investigaciones significativas están en la base de datos de Libertad Digital, periódico en el que algunos seguiremos colaborando, y donde podrán ser consultados.

Un saludo a todos los que han tenido la paciencia de leernos y un abrazo a todos los que, discreta o abiertamente, han colaborado con nosotros desde 2006 y en adelante. Hemos hecho lo que hemos podido. Tengan comprensión y ayúdennos a bajar el telón. La vida es mucho más que política y periodismo. Es el último titular que les ofrecemos.

Una mención especial y final merecen Antonio Ángel López, creador técnico de la primera versión de la web de 2006, y, desde luego, Eloy Martín Miranda, emmiranda@ono.com, un grandísimo experto en páginas web que encontramos en el mercado y por internet, que ni siquiera es andaluz, pero que diseñó y mejoró enormemente el funcionamiento de la última etapa de la revista a un precio bien asequible para menesterosos como nosotros. Gracias de corazón y suerte futura.

Pedro de Tena Alfonso, responsable, gestor y editor de Por Andalucía Libre.

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