Lo que ha hecho esta tarde el ex director general Guerrero, el autor de la expresión "fondo de reptiles" aplicada a las partidas destinadas a empleo y empresas en la Junta de Andalucía, es desarrollar con esmero y simplicidad el sentido común tan escaso en estos tiempos. Recuérdese que estamos hablando de unas partidas que han podido alcanzar los 700 millones de euros, sólo en la Consejería de Empleo, esto es, más de 110.000 millones de pesetas. ¿Hay alguien que cree posible que en una administración, la que sea, puede moverse ese dinero sin que lo sepa el Consejero responsable, el Consejero de Economía, el propio Consejo de gobierno en pleno y, cómo no, el presidente de la Junta de Andalucía? Por ello, cuando Guerrero dice que lo sabían todos hay que creerlo porque lo contrario sería sencillamente absurdo y fuera de la lógica política. Cuando Guerrero dice que el presidente Chaves lo sabía y que su mismo gabinete ordenaba operaciones cuando el presidente tenía mucho interés en algo, “si o sí”, como lo ha expresado, es de sentido común lo que dice y aceptar su veracidad. Para colmo, Guerrero alude a un documento y las carnes se habrán abierto en más de un jerarca de este régimen.
Pero es que además, Guerrero da pistas de conocer muy bien la estructura oligárquica taifal del PSOE andaluz donde cada provincia funciona por cuotas sobre el total. Naturalmente que es creíble cuando dice que Zarrías apretó para que parte del dinero fuera a empresas y gente de su influencia directa en Jaén. Y lo mismo en Cádiz, en Almería o donde fuera. Por tanto, el modo irregular de adjudicar las subvenciones era conocido por toda la estructura de mando del PSOE andaluz y de la Junta, desde las Ejecutivas provinciales a las delegaciones de la Junta. Y eso es de sentido común.
Y es de natural y sensato sentido común creer que de todo lo que se hacía se daba cuenta a la superioridad. Lo contrario sería tratar de defender que un director general de una consejería es alguien políticamente con mayor concentración de poder que el consejero del ramo que sea, Economía y Hacienda por ejemplo, Griñán entonces, o el gabinete de la presidencia de la Junta de Andalucía. Lo que ha confesado Guerrero es que en la Junta, como en el partido, se funciona con arreglo al principio de jerarquía y además, por su cupieran dudas, recuérdese la ley de Alfonso Guerra que decía que “el que se mueve no sale en la foto”. Guerrero ha salido en la foto durante muchos, muchísimos años, señal cierta de que no se ha movido fuera del código del régimen.
Naturalmente, es de sentido común también que Guerrero no quiera comerse este marrón él solito, máxime tras los improperios que ha sufrido de compañeros de su propio partido. Le han llamado drogadicto, borracho y sinvergüenza y él tiene que saber que todo el futuro civil que tiene descansa en que cada palo aguante su vela. Sus imputaciones son inevitables, pero serán más o menos graves penalmente si se aportan pruebas de que en realidad estamos ante una tela de araña descomunal donde la obediencia debida y la jerarquía de funcionamiento atenúan determinadas responsabilidades.
Aquí no ha habido metamorfosis. Guerrero no se convirtió de la noche a la mañana en un insecto moral. Sólo vivía en el hilo correspondiente de la tela de araña socialista y actuó según carácter. De sentido común.
El Sr. De Tena es periodista, comentarista político de esRadio, miembro del panel de Opinión de Libertad Digital.