Menú
Pedro de Tena

El argumento ad hominem

Medel, confiando en la independencia de la institución, emitió una resolución destacando los hechos y afeando al PSOE tal comportamiento. Desde entonces, vive sin vivir en él.

El conocido como argumento ad hominem es, en realidad, un tipo de falacia sistemáticamente utilizada por la oligarquía socialista que consiste, en definición para andar por casa, en atacar personalmente a quien hace una afirmación que pone en tela de juicio las andanzas del Partido Socialista en vez de tratar de refutar argumentalmente la verdad de lo que se afirma. Por ejemplo, si usted no está de acuerdo con la política de inmigración que desarrolla el Partido Socialista, uno de sus oligarcas puede llamarle "racista", sin entrar a considerar argumento alguno, para que los medios de comunicación recojan el calificativo.

Ferrater Mora, en su famosísimo Diccionario de Filosofía, lo dice de manera más elegante: "El nombre de ad hominem, con lo que lleva de referencia personal, se explica porque no se trata tanto de disputar sobre la verdad de una proposición como de la plausibilidad y consistencia de la persona que defiende esta proposición..."

Recuerda Ricardo García Damborenea a Sócrates cuando decía: "¿Qué es eso, Polo, te ríes? ¿Es ese otro nuevo procedimiento de refutación? ¿Reírse cuando el interlocutor dice algo, sin argumentar contra ello?"

Sigue afirmando el ex líder socialista, que debió sufrir en sus carnes las andanzas de esta falacia, que se llama de esta guisa todo mal argumento que, en lugar de refutar las afirmaciones de un adversario, intenta descalificarlo personalmente. Consiste, por ejemplo, en negar la razón a una persona alegando que es fea. Esta falacia ad personam puede ser directa, es decir, que va derecho al bulto y suele ser insultante poniendo en duda la inteligencia, el carácter, la condición, o la buena fe del oponente. Pero puede ser asimismo indirecta, ladina, insinuadora. El ataque indirecto no se dirige abiertamente contra la persona sino contra las circunstancias en que se mueve: sus vínculos, sus relaciones, sus intereses; en una palabra, todo aquello que pueda poner de manifiesto los motivos que le empujan a sostener su punto de vista. Es la forma de ataque que sufre quien pertenece a un grupo (político, religioso, cultural) no porque sus ideas sean despreciables, sino porque se supone que disfraza con argumentos los intereses de su grupo.

Más claro aún, si no coincide con el PSOE en su estrategia de pactos con los nacionalistas catalanes, un oligarca socialista le llamará "nacionalista español" o "franquista", sin entrar a considerar siquiera qué razones aporta.

Si no admite alguno o todos los postulados del socialismo sobre Irak, cualquier oligarca no dudará en llamarle "fascista" a la primera oportunidad. Si ese oligarca es del sur, puede llamarle asimismo "asesino" sin cortarse un pelo. En Andalucía, si usted dice que Andalucía está entre las últimas regiones de España y de Europa –lo cual es rigurosamente cierto–, un oligarca chaviano, en lugar de rebatir la afirmación con hechos, le llamará "catastrofista" y, si se descuida, "mentiroso" o "calumniador".

Si quiere que se investigue el asunto de los hermanos Chaves, Leonardo, Antonio José y Manuel, será tachado de "derechista". Pruebe y verá. No importa nada la razón de las cosas, sino la razón del poder, es más, la razón del partido. Por eso se le vienen a uno a la cabeza aquellas maravillosas palabras de Ortega: "Yo he buscado en torno, con mirada suplicante de náufrago, los hombres a quiénes importase la verdad, la pura verdad, lo que las cosas son por sí mismas, y apenas he hallado alguno... Sí, congoja de ahogo siento, porque el alma necesita respirar almas afines... No he hallado en derredor sino políticos, gentes a quienes no interesa ver el mundo como él es, dispuestas sólo a usar de las cosas como les conviene."(pg. 18, de El Espectador, edición de la RTVE, Salvat).

Ahora, ha estallado en Andalucía el caso del Consejo Audiovisual de Andalucía. El régimen suponía, naturalmente, que el presidente de dicho Consejo, nombrado con el consentimiento expreso del PSOE, debería haber preservado los intereses socialistas en Andalucía, pero hete aquí que el señor Vázquez Medel, que así se llama el hominem de este caso, percibió, como el conjunto de los mortales andaluces y las Juntas Electorales de Andalucía y de España, que el uso de la Radio Televisión Andaluza por parte de Manuel Chaves y sus muchachos era claramente partidista, sectaria y contraria a la neutralidad exigible a un medio de comunicación público. O sea, experimentó un ataque irrefrenable de honestidad institucional.

Dicho y hecho. Medel, confiando en la independencia de la institución, emitió una resolución destacando los hechos y afeando al PSOE tal comportamiento. Desde entonces, vive sin vivir en él. El régimen, que jamás ha respetado institución alguna salvo cuando sirve fielmente a sus intereses (es decir, salvo cuando las prostituye), la ha tomado con él a pedradas ideológicas, políticas y, seguramente y con el tiempo, económicas. Incluso se han atrevido a decir sus voceros, entre los que se encuentra un ex director de Canal Sur TV que fue echado por el propio PSOE ante el escándalo económico de su gestión amiguista y partidaria, que este hominem ha transigido a órdenes del PP en tramitar irregularmente los asuntos. Es decir, argumento ad hominem. No se examina la falta de neutralidad de la RTVA y de Canal Sur TV sino que ya empiezan por poner en cuestión la honorabilidad y la decencia del señor Vázquez Medel.

Al susodicho le espera un calvario, pero ese calvario es el mismo que ha afectado al Partido Popular durante los últimos 25 años en Andalucía. El mismo que ha marginado a los intelectuales, periodistas, profesores, políticos, humoristas, cantantes o juristas, por poner algunos elementos sobre la mesa, en ese cuarto de siglo. Es de esperar que esta lección, que es una y la misma desde 1979 –que el PSOE no respeta institución alguna y que siempre pone los intereses del partido por encima de los intereses generales caiga quien caiga y como caiga–, lleve al señor Vázquez Medel a la trinchera de los que, desde hace años, venimos predicando la necesidad del cambio, la urgencia del cambio, la salubridad del cambio. Bienvenido. Este hominem y otros muchos condenados por la falacia y la mentira te saludan.

En España

    0
    comentarios