Escribía Tirso de Molina:
–Pues ¿para qué te vestiste
de luto?
–Para mostrar,
en señal de que estoy triste,
la color de mi pesar.
Pues sí, eso es, dicho con sencillez. Se ha definido el luto como el signo exterior de pena y duelo en ropas, adornos y otros objetos, por la muerte de una persona o personas. Y desde hace dos siglos el color del luto para los europeos ha sido el negro. El luto oficial participa esencialmente de esa definición básica pero debe ser declarado, si es nacional, por el Gobierno legítimo.
Sin embargo, consideran los expertos en protocolo que no están regulados ni los motivos ni las causas por los que un Gobierno, sea nacional, regional o local, puede o debe declarar el luto oficial. Cuando escribo estas líneas ya se han sobrepasado los 23.000 fallecidos por coronavirus en toda España, y los Gobiernos regionales están adoptando iniciativas para declarar jornadas de luto oficial ante el dolor que los españoles sentimos por esta tragedia. Pero ni el Gobierno de la Nación ni la Presidencia del Parlamento han dado muestras de interés alguno en la consideración de medidas de luto oficial. Es más, sólo se guardó un minuto de silencio hace unos días como consecuencia de la exigencia de la oposición .
He recurrido al Boletín Oficial del Estado para saber qué casos de luto oficial han sido considerados por la Presidencia del Gobierno, y estos son algunos resultados:
1974: fallecimiento del presidente de la República Francesa y muerte de Juan Domingo Perón.
1981: muerte de la reina doña Federica de Grecia.
1993: muerte de Balduino I de Bélgica.
2003: fallecimiento de sesenta y dos militares españoles en accidente aéreo, ocurrido a su regreso de la misión de paz desarrollada en Afganistán. Asesinato de siete militares españoles en Irak.
2004: fallecidos en los atentados terroristas del 11-M.
2005: primer aniversario de los atentados terroristas perpetrados en Madrid el día 11 de marzo de 2004. Fallecimiento de Juan Pablo II. Fallecimiento del rey Fahd ben Abdulaziz al Saud de Arabia Saudí. Fallecimiento de diecisiete militares españoles en accidente aéreo ocurrido en cumplimiento de la misión de paz desarrollada en Afganistán.
2014: fallecimiento de Adolfo Suárez González, presidente del Gobierno.
2015: fallecimiento de un militar del contingente español en la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano. Accidente aéreo acaecido en los Alpes franceses. Fallecimiento en accidente de tres militares destinados en el 802 Escuadrón del Ejército del Aire, con base en Gando, Canarias.
2017: atentado terrorista perpetrado en Barcelona el día 17 de agosto.
2019: fallecimiento de Alfredo Pérez Rubalcaba.
A la vista de estos datos y de la absoluta competencia del Gobierno para decidir qué merece o no la declaración de luto oficial nacional, tengo que deducir que el actual Gobierno de coalición Sánchez-Iglesias, con el apoyo separatista, no quiere que los 23.190 fallecidos por coronavirus hasta este momento sean considerados dignos de una o varias jornadas de luto oficial. A lo mejor es que es imposible ponerse de acuerdo en su tumultuoso interior o a lo mejor es que está esperando a que mueran todos los que van a morir. O a lo mejor… Pero necesitamos una explicación porque esto parece, otra vez más, un desprecio a la Nación. Como el toro hemos nacido para luto pero como el toro nos crecemos con el castigo.