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Pedro de Tena

El perro (agosto) andaluz

Este perro agosto andaluz nos ha brindado algunas nuevas desesperanzas que se unen a las heredadas de los últimos casi treinta y cinco años de uso y abuso de la autonomía política.

Este perro agosto andaluz nos ha brindado algunas nuevas desesperanzas que se unen a las heredadas de los últimos casi treinta y cinco años de uso y abuso de la autonomía política.

No se sabe la verdadera razón por la que Dalí y Buñuel, catalán y aragonés, terminaron por titular "Un perro andaluz" a su famoso corto que denominaron inicialmente "Es peligroso asomarse al interior". Contó el de Calanda que el título era adecuado, no arbitrario, si bien es imposible comprender la relación. Incluso zurciendo las referencias caninas de un Lorca efervescente parece deducible un guión parecido. Lo que muchos recordamos de aquel filme surrealista es el rebanado del ojo de un animal inconcreto por una cuchilla mientras una nube atraviesa la luna. Pero bueno, quedó lo del "perro andaluz" como expresión polisémica para lo que cada cual quiera significar.

Al final del guión de nuestros genios, bajo un cartel que dice "Con la primavera", se ve un desierto sin horizonte. He ahí, igualmente arbitraria, naturalmente, una relación con Andalucía. La propaganda pantallera habla de primavera mientras las imágenes reales reflejan un paisaje desolado. Este perro agosto andaluz nos ha brindado algunas nuevas desesperanzas que se unen a las heredadas de los últimos casi treinta y cinco años de uso y abuso de la autonomía política. Quiero destacar el increíble comportamiento de Juana Rivas, la sorprendente acumulación de anomalías de la sanidad andaluza, la desaparición del mapa nacional de una Andalucía abanderada de la igualdad de oportunidades, derechos y deberes entre todos los españoles y la estupidez buenista ante el terrorismo.

Brevemente. Lo de Juana Rivas que, según ella y sus asesoras y abogadas, tiene derecho a estar por encima de la ley, de la italiana, de la española y de la que sea escarbando en una atávica relación madre-hijos en la que, cómo no, el padre no existe ni importa, es un escándalo mayúsculo. Lo sería sin la participación cómplice de la Junta de Andalucía. Con ésta, el escándalo es político y muy pocos se han atrevido a decir lo que debe ser dicho, como ya es costumbre en una España vergonzosa.

Lo de la sanidad andaluza, maquinaria penetrada hasta el tuétano gerencial por la burocracia socialista dominante, ya ha sido denunciada una y otra vez. Pero que a una paciente la decapite un ascensor ha dejado horrorizados y perplejos a millones de usuarios que ya conocían otros ascensores donde no cabían las camas o que daban a escaleras donde las camas no pueden bajar. ¿No habrá nadie que pida auditorías de las obras realizadas e incluso una Comisión de Investigación sobre la situación sanitaria en su conjunto?

Que Cataluña está en todas las sopas nacionales ya es un hecho que se ha dejado crecer hasta que se ha convertido en un deshecho. La decisión voluntarista de una minoría de declararse contra y fuera de España, con graves lesiones para sus españoles desde hace años y con el expolio de todas las riquezas invertidas en la región desde hace siglos, deja el discurso del resto de España, que hasta ahora representaba Andalucía, a los pies de Susana Díaz y el PP andaluz cuyo silencio ha sido, es, sigue siendo, clamoroso. De Ciudadanos, Podemos e IU ni hablamos.

Lo del "buenismo" ante el terrorismo islamista ha dejado de ser una broma, para convertirse en una enfermedad letal. En todos y cada uno de los pueblos andaluces hay grupos de islamistas afincados. Hablaba yo con un marroquí musulmán que condenaba los atentados de Barcelona. Yo le dije: "Pues tienes, tenéis, que hablar, denunciar, señalar y publicar alto, claro y continuamente quiénes pueden llegar a ser nuestros y vuestros asesinos…En otro caso, ¿cómo podréis pedirnos que distingamos a unos de otros?" Que lo de Al Ándalus norte puede estallar cualquier día en Al Ándalus sur, centro, este u oeste, es ya una certeza.

Hay otras cosas pero ser breve es bueno. Finalmente, el agosto andaluz, nos ha traído el calurón sahariano con su pertinaz sequía, más grave cada día. Pero, eso sí, el turismo de récord anual nos ha aliviado el paro y la amargura. No todo lo andaluz iba a ser rabioso en este perro agosto.

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