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Pedro de Tena

La guillotina y las espadas de Bolívar

¿Libertad de expresión? No, hombre, no. Lo que ha hecho Pedro Honrubia es un llamamiento potencial al asesinato, al magnicidio.

¿Libertad de expresión? No, hombre, no. Lo que ha hecho Pedro Honrubia es un llamamiento potencial al asesinato, al magnicidio.
El diputado de Podemos por Granada, Pedro Honrubia. | Twitter/Podemos

Qué revuelo, como en los versos del comunista Alberti sobre un toro torillo fiero, qué salero, por la sentada real de Felipe VI de España ante la llamada espada de Bolívar, que, en realidad, es una de las seis que se reconocen como propias de aquel tirano banderas que fue Simón Bolívar, que se sentía venezolano y no colombiano. Falso revuelo, falsa embestida, falso todo y todo el periodismo español, y tal vez algún otro, hablando de la dichosa espada de Bolívar.

Pero, señoras y señores, las espadas de Bolívar fueron, al menos y reconocidas como tales, seis aunque se supone que hubo algunas más. La exhibida extraoficialmente por el nuevo presidente de Colombia y ex terrorista del M19, Gustavo Petro, es sólo una de ellas, la que fue robada en calidad de símbolo por los guerrilleros amigos del hoy presidente. Fíjense cómo las contó el historiador Juan Carlos Vela Correas en 2010:

"Según los pocos escritos de la época que se encuentran, existe una espada que le fue regalada en Lima, Perú, según el recuento del tomo 28, segunda parte de Las Memorias del General O’Leary. Dos espadas más aparecieron publicadas en El Papel Periódico Ilustrado de Bogotá, en 1883. Existe una cuarta espada que se encuentra en la Quinta de Bolívar en Bogotá, de donde fue sustraída en los años setenta (1974) por el comando guerrillero del M-19. Una quinta espada fue la que le regaló Bolívar al general Páez en 1826 y éste la entregó 40 años después al arzobispo de Caracas para rendirle homenaje al libertador. Finalmente hay una sexta espada en la Quinta de Los Libertadores en Perú, obsequiada por el presidente Pétion de Haití. En la Quinta de San Pedro Alejandrino en Santa Marta, existe una réplica de la espada de Lima de 1825. Se cuentan así 6 espadas de Bolívar de las cuales se tiene algún tipo de registro."

Menos mal que no se le ocurrió al recién proclamado Petro hacer desfilar de forma extraoficial a las seis espadas ante las autoridades congregadas en su toma de posesión con el fin de conseguir la pleitesía que pretendía del Rey de España, al que habrá invitado su diplomacia al acto. Seis veces dejar la silla y otras seis volver a ocuparla al paso del cortejo espadachino del discutido y discutible Bolívar hubiera sido demasiado. Que los comunistas desvencijados y cada vez más desnortados de Podemos hayan pretendido montar una republicanada sobre el tema olvidando que, por un tiempo, Bolívar estuvo buscando Rey para los territorios "liberados" es de nota. Confundir una de las espadas con un símbolo oficial de Colombia cuando en realidad Bolívar se sentía venezolano, es de traca.

Pero lo más grave de todo no es la ignorancia sublime sobre las espadas de Bolívar. Lo verdaderamente escandaloso y digno de alguna iniciativa política y/o judicial, es lo que el diputado granadino de Podemos, Pedro Honrubia, publicó como tuit el 8 de agosto tras el gesto, digno e informado del Rey de España, de no levantarse al paso de una de las espadas de Bolívar. Escribió lo que sigue:

"Alerta, alerta, alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina. Y si a Felipe el facha le molesta, pues que le den por saco. Lo que se echa de menos una buena guillotina en la historia del estado español, joer."

Felipe el facha, que le den por saco, lo que se echa de menos una buena guillotina en la historia del estado español, joer. Esto lo dice un diputado al que pagamos los ciudadanos todos los meses con nuestro dinero público, que, a las pocas horas insistía en que Felipe VI es el Rey de la foto de Colón, que consumó un "desplante infame y ultranacionalista a las repúblicas hermanas de América Latina…". Y sus lindezas no habrán acabado, ya lo verán. Y por este trabajo parlamentario se embolsa sólo 86.024,96 euros al año, casi siete veces el salario mínimo interprofesional y el doble de lo que podría cobrar como profesor de filosofía en un instituto de Granada.

Este tío, en una España democrática y constitucional que aprobó su Carta Magna en un referéndum por una mayoría superabsoluta en 1978 suprimiendo la pena de muerte, se permite exhibirse como peticionario de la decapitación del rey Felipe VI, por ahora, que todo se verá, y para nada en sentido figurado. Que esto ocurra y la presidenta del Parlamento, o quien sea del ámbito político y/o judicial, no hayan exigido su apartamiento inmediato del Congreso de los Diputados me escandaliza. ¿Libertad de expresión? No, hombre, no. Lo que ha hecho este añorante del terrorismo es un llamamiento potencial al asesinato, al magnicidio. Y es miembro del partido aliado que sostiene a Pedro Sánchez en La Moncloa. Tiene cojones. Ya decía Alberti: "Te digo y te lo repito,/ para no comprometerte,/ que tenga cuernos la muerte/ a mí se me importa un pito."

El colombiano Nicolás Gómez Dávila lo dijo mejor: "En no ver en el crimen sino el arrojo del asesino consiste la estupidez del inmoralismo." Hay que darle dos vueltas.

En España

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