Permítanme que aproveche la ya famosa frase de papá Bush, buscando la complicidad del público y que luego terminó en mentira cochina."Lean mis labios, no más impuestos". Y luego los subió, como corresponde a un político de talla. Pues eso, lean mis labios. El gran Sur de España, que va desde Extremadura a Murcia pasando por Castilla-La Mancha, no existe. Ciertamente, tampoco existen la vieja Castilla, Valencia, Aragón, etc., pero permítanme que hoy, a dos días del discurso (en los labios) del Rey y off the record del Príncipe, me refiera sentidamente al gran Sur. Mejor dicho, a la gente del gran Sur, que lleva treinta y tantos años pagando religiosamente sus impuestos, comprobando cómo, en la etapa democrática, sobre todo un partido, el PSOE, pero también el otro grande, el PP, eran absolutamente incapaces de sacarlo de su retraso estructural respecto a otras regiones de España y a las medias europeas. Es más, al fracaso económico y social hay que añadir la humillación política, institucional y cultural, perpetrada por unos nacionalistas catalanes y vascos que logran convertirse en agujero negro de la vida nacional que se traga mucho dinero, muchos titulares, mucha energía y, en el caso vasco, muchas vidas, en cuanto acentúan su pretensión separatista.
No es hablar por hablar. Es un hecho que Cataluña y el País Vasco, desde 1800, han ido incrementando paulatinamente, a veces vertiginosamente, su participación en la riqueza nacional, hasta el punto de que ambas juntas han sobrepasado la cuarta parte del producto nacional español y que las dos Castillas y Andalucía, por ejemplo, suman en 2008 menos PIB que las mencionadas. En 2011, Cataluña y País Vasco sumaban el 24,5 por ciento del PIB nacional mientras que ambas Castillas y Andalucía se situaban por debajo de ese porcentaje. Es más, es que el Índice de Desarrollo Humano, que combina tres elementos por promedio simple -PIB per cápita en moneda constante y ajustados a la paridad del poder adquisitivo, esperanza de vida al nacer y nivel cultural-, refleja cómo desde 1900 todo el gran Sur está muy por debajo de la media nacional. Y por si fuera poco, con más de tres millones de parados, más del 50 por ciento del total de parados españoles, el gran Sur tiene tres veces más parados que País Vasco y Cataluña juntos.
Desde la angustia de una crisis que deja a muchos centenares de miles de familias del gran Sur sin ingresos de ninguna clase, con los impuestos saliéndonos por las orejas, sobre todo los indirectos, puñaladas a los bolsillos de la gente con menos recursos y con una devaluación acelerada de nuestro escaso poder adquisitivo, los habitantes de este gran Sur observamos con escándalo cómo el problema principal para políticos, portavoces, correveidiles y plumillas es si en los labios del Rey, qué discurso el suyo, ha podido leerse "Wert", "Cataluña", "reñido" y no se sabe qué más. Aquí los que pagamos, soportamos, callamos, sufrimos y cumplimos las leyes no existimos. Aquí sólo parecen existir quienes las incumplen o amenazan con incumplirlas.
Dicho de otro modo, ¿es que el gran Sur de España sólo podrá avanzar si advierte que incumplirá la ley, que se declarará independiente o que promoverá un referéndum sobre lo que sea? ¿Estará entonces este sufrido Sur en los labios del Rey y en las preocupaciones de sus ricos, de sus burócratas, de sus maquilladores y de sus cuentacuentos?
