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Pedro de Tena

Libia y la hipocresía

Del no a la guerra al sí al ataque y del muá muá osculatorio en la cara de Muamar, al toma metralla canalla. Qué espectáculo este de la izquierda irredenta y qué número aquel del andalucismo nacionalista.

Por fin gran parte de Occidente, llamémosle así, ataca al dictador y genocida Gadafi. Alemania, condicionada por su proximidad a Rusia, sus negocios de armas con el ejército libio y su abastecimiento de petróleo, entre otras cosas, no está en la guerra, pero bueno, están en la guerra Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia... Incluso España, con su Gobierno del No a la Guerra que parece haberse metamorfoseado desde los capones de Obama a Zapatero. Hay que alegrarse de que en el mundo haya una dictadura menos. Claro que sí. Ahora, y también en el caso de Sadam Husseim, cuando los del "No a la Guerra" (siempre que fuera una guerra de Bush, claro) dejaron por las calles regueros de hipocresía política y moral. Ahora a callar. Es que Gadafi es un dictador. ¿Y qué era Sadam Hussein? ¿Un ángel de la guarda? Lo de Fernandez Toxo, el sindicalista del crucero, es de matrícula: le parece "muy bien" que se entre en Libia porque significa que la comunidad internacional, a través de la resolución de la ONU, va a dar amparo a todo el pueblo libio. Pero, ¿el pueblo iraquí, kurdo o chiita, no era pueblo también?

Que el sanguinario Gadafi es un mal sujeto y su régimen un despotismo estatalista y militar, se sabe desde hace treinta o cuarenta años. Recuérdese que Gadafi está en el poder desde...1969, sólo diez años menos que los Castro. Se ha sabido siempre que además de masacrar a su pueblo, ha participado en atentados terroristas internacionales y que en la década de los 80, Ronald Reagan intentó derrocarlo de varios modos. El más conocido fue el bombardeo norteamericano a Trípoli de 1986. No llegó a matar al "perro loco de Oriente Medio", como lo llamaba, pero sí a su hija Jana. Ha invadido países limítrofes, ha entrenado a terroristas, ha cambiado de bando y traicionado muchas veces... Pero ahí está. En pie. Y por muy escaso margen no ha terminado de asesinar a toda la oposición que iba retrocediendo de manera evidente ante la potencia y la organización de sus mercenarios.

Gadafi es un asesino internacional, un monstruo, como lo era Sadam. Pero, como ha recordado muy oportunamente, porque es la verdad, el periodista andaluz José Aguilar, Gadafi ha sido el financiero en la sombra del movimiento andalucista, al menos del legendario Partido Socialista de Andalucía que llegó a tener cinco diputados en el Congreso. En 1985 se cruzaron en Libia dos expediciones del andalucismo, la organizada por el Sindicato de Obreros del Campo (SOC) de su entonces líder Paco Casero y la de Alejandro Rojas Marcos y Luis Uruñuela, máximos dirigentes del Partido Andalucista. Iban a pedir dinero al entonces considerado líder del socialismo panárabe, vía directa o vía sociedades importación y exportación e inventos similares. La dirección del PA creó una empresa, Exportándalus, para intermediar las exportaciones. El PSOE no. Iba a orientarse hacia Marruecos.

Y ahora, ¿qué? Del no a la guerra al sí al ataque y del muá muá osculatorio en la cara de Muamar, al toma metralla canalla. Qué espectáculo este de la izquierda irredenta y qué número aquel del andalucismo nacionalista.

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