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Pedro de Tena

Manolo el Moderno

Ya saben lo que hay. Modernización es todo aquello que hace, ha hecho o hará Manolo el Moderno y todo lo demás es pasado, conservadurismo, facheo, antiandaluz, reaccionario, arenista, pepero...

Ha sido costumbre inveterada distinguir a los gobernantes por un apodo popular que resumiera el rasgo esencial que ancló en la percepción común. Así, Pipino El Breve, Carlos II El Hechizado o Fernando VII, el Deseado primero y más que Odiado después. Pues bien. Chaves, Manolo, ya puede ser considerado poseedor, con todo merecimiento, del apelativo de “El Moderno”. Fue él, o más bien sus modernos ideólogos sureños quienes le hicieron protagonista de la “modernización” de Andalucía, operación publicitaria que se repite año tras año. Este, año 2008, se reavivan sus ascuas con motivo de su sexta toma de posesión como presidente de la Junta de Andalucía. Es la hora de la cuarta modernización. Como lo oyen. La modernización por decreto ley.

Pero no se confundan, que es pecado. No se trata de cualquier modernización. Es la “cuarta”. No, no la primera. La primera modernización fue aquella que debió haber sido acometida en el siglo XIX por las clases poderosas de entonces y que, sin embargo, llevaron a cabo Escuredo y Rodríguez de la Borbolla desde 1982 a 1990. Tiene que ser así necesariamente porque, de no serlo, la primera modernización la habría llevado a cabo Francisco Franco. Y eso, más que pecado, es blasfemia. Quizá algún historiador del régimen –del de Manolo el Moderno–, pretenda castigarnos el hígado intelectual con un estudio sobre la primera modernización lograda por la Segunda República, pero los hechos no pueden torturarse hasta el punto porque llega un momento en que se mueren, como las personas.

Es decir, Manolo el Moderno es moderno por la Segunda Modernización, la que él cree haber hecho desde 1990 hasta el tercer milenio. ¿O es la tercera? No es cachondeo. Es que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero vino un día de Semana Santa de 2006 a Sanlúcar, se metió un latigazo de manzanilla pasada y soltó aquello de que Andalucía estaba en la “tercera modernización”, que no significa lo mismo que una modernización de tercera, o de segunda. Lo que dijo Zapatero, según Canal Sur, es esto: “Rodríguez Zapatero ha confirmado que, gracias a lo acordado en Bruselas, esta Comunidad Autónoma dispondrá de más de 12.000 millones de euros de fondos europeos para el periodo 2007-2013, que van a ser muy positivos para 'la tercera modernización' de esta tierra.” No dijo, claro, que perdíamos más de 5.000 millones de euros en ese período gracias a su capacidad negociadora. Decir la verdad no debe ser moderno.

A lo que vamos. Ya en aquel momento, Manolo el Moderno, sí, se llevó un susto, un sobresalto, un sinvivir. Zarrías le había inoculado la propaganda de la segunda modernización y ahora, ¡zas!, aparece ZP y larga lo de una “tercera” que no tiene el copyright de Manolo el Moderno. Tal vez fueron las arenas calientes que crían la manzanilla de Sanlúcar lo que motivó que ZP dijera aquella locura que desbarataba el esfuerzo de tantos años. Sí, señores, sí. Si hay una tercera modernización es que la segunda ha sido cortita con sifón, insuficiente, vamos, manicorta, roñosa, miserable, cicatera. Y eso era malo, muy malo.

Muy malo para Manolo el Moderno. Él, el Moderno, que empezó a modernizar los créditos de las cajas de ahorros dejándolos impagados (Montilla vino mucho después). Él, el Moderno, que fue quien sufrió la primera huelga moderna de los sindicatos de la izquierda contra un ministro socialista. Él, el Moderno, que empezó la modernización de los contratos basura. Él, el moderno, que en 16 años de Gobierno ha logrado no perjudicar a su tierra, dejándola más o menos como estaba, entre las últimas regiones de España y de Europa. Él, el Moderno, tenía que aguantar que su jefe de filas hablara de una tercera modernización. Esto se tiene que acabar, Gaspar. Y se acabó, digo. Dicho y hecho. De súbito, sin que nadie sepa cómo, en el mismo 2006 y poco después, Manuel El Moderno volvía a hablar de la Segunda Modernización. Había recuperado el control. Otra vez, como antes, todos los medios de comunicación amigos y enemigos volvían a hablar de la modernización, de la segunda, que era la buena, la de Manolo el Moderno. Hasta entonces, claro.

Lo decía otro moderno, el viejo Lenin. Si los hechos no se ajustan a la teoría, peor para los hechos. ¿Y lo de Chesterton, aquello de que “lo que en realidad le ocurre al hombre moderno es que no conoce ni siquiera su propia filosofía; sino sólo su propia fraseología?" Asqueroso fascista y además católico. Ya saben lo que hay. Modernización es todo aquello que hace, ha hecho o hará Manolo el Moderno y todo lo demás es pasado, conservadurismo, facheo, antiandaluz, reaccionario, arenista, pepero...

– Pero oiga es que Andalucía es la penúltima región de España en los indicadores importantes de bienestar.

– Gaspar, Gaspar. Mira lo que ha dicho ése, ese que está ahí, el Arenas, cruza los dedos.
– Manolo, no te preocupes, no le va a ir bien. Yo me encargo. ¡Arenas, cínico!

Socorro. "No, todo desapareció, ahora ya ni joven, ni viejo, ni moderno, ni anticuado, ni alumno, ni muchacho, ni maduro, ni inmaduro, era nadie, era nulo... "(Gombrowicz, Witold: Ferdydurke). Exactamente. Como un sueño, un mal sueño, una pesadilla. Manolo el Moderno. Despertemos: ¡Seamos modernos! Liberémonos del pasado. ¿Y qué es el pasado sino Manolo el Moderno, que lleva 18 años de papeo político en la Junta y el PSOE, que lleva 25? Gaspar, sálvalo. Y tras una breve reflexión con El Príncipe de Maquiavelo bajo la axila del brazo izquierdo, el látigo del cínico Arenas, espetó: "la cuarta". Pero, hombre, Gaspar, ¿una sevillana a estas alturas? No, no. La cuarta modernización, Manolo. Tienes que abanderar la cuarta modernización. ¿Y cuál es esa, Gaspar? La modernización por la vía del decreto ley. Vamos a acelerar la lenta democracia andaluza y vamos a hacer todas las leyes que podamos por la vía del decreto ley. Tu dedo elevado a categoría política definitiva. ¿Somos o no modernos, Manolo? Sí, sí, Gaspar. Tan modernos como Franco. Ole.

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