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Pedro Fernández Barbadillo

Un país construido sobre el perdón

Éste es un magnífico comienzo para la nueva república y un ejemplo para los habitantes del norte, que han preferido el látigo y el fusil a la convivencia y el acuerdo.

En una muestra de la calidad de los medios de comunicación españoles, Sudán del Sur ha desaparecido de las páginas de los periódicos. ¡Qué importa que esté naciendo un nuevo Estado, que haya fracasado el expansionismo árabe en el mayor país de África, que las consecuencias se vayan a sentir en el Sáhara Occidental...! En las naciones con verdadera política exterior se sigue el referéndum, que comenzó el día 9, con verdadero interés.

Las votaciones terminaron el pasado domingo 16 y ha empezado el recuento. Si se cumplen las condiciones (un mínimo de un 60% de participación del censo electoral y más del 50% a favor de la independencia), en julio se proclamará la independencia del país. Según las autoridades sudanesas, la ONU y algunas de las ONG que han participado en la consulta, esos dos requisitos se han rebasado con creces. Para el 14 de enero, se calculó que de los 3.755.000 censados ya habían votado 3.135.000 millones, más del 82%; en el norte del país, de los 116.000 censados, habían votado 62.000; y en algunos países con amplias colonias de sureños, como Kenia, Australia, Uganda, Reino Unido y Estados Unidos, la participación había superado el 90%. El sentido del voto está claro: según varios sondeos, en la capital del sur, Juba, la opción por la independencia ha recibido 211.018 votosy la de la unidad sólo 3.650. Los resultados definitivos se anunciarán en los primeros días de febrero en Jartum, pero se da por sentado que asistiremos a la formación de un nuevo Estado en África, el primero desde 1993, cuando nació la vecina república de Eritrea.

Aunque el presidente de Sudán, el general Omar Hassan Al Baschir, ha declarado repetidas veces que aceptará el resultado, por si acaso su Gobierno se está preparando para posibles revueltas internas. El martes 18 fue detenido en su casa de Jartum Hasan al Turabi, dirigente del Partido del Congreso Popular, antiguo aliado de Bashir y responsable de la islamización del país. También está pendiente de decidirse el destino de la región de Abyei, de 10.000 kilómetros cuadrados, situada en el centro del país y rica en petróleo, donde se están produciendo escaramuzas tribales.

Los cooperantes y misioneros cristianos presentes en Sudán han explicado que la devastación producida por la guerra de agresión del norte árabe y musulmán ha sido tan profunda que, una vez conseguida la independencia, sólo con sentimientos como los de la santa sudanesa Josefina Bakhita, podrá alcanzarse la paz. Ésta declaró en su momento que, como cristiana, perdonaba a los negreros que la secuestraron y esclavizaron.

Este mensaje parece haber sido recogido por los políticos. El presidente de Sudán del Sur y ex combatiente contra las tropas del norte, Salva Kiir, asistió el domingo 16 a un oficio religioso en la catedral católica de Santa Teresa, en Juba, y en las preces dijo lo siguiente desde el púlpito: "Que a nuestros hermanos y hermanas muertos, particularmente a los caídos durante los años de combate, les bendiga Dios con la paz eterna y, como Jesucristo en la cruz, perdone a aquellos que causaron su muerte violenta". Sus palabras han sido unánimemente interpretadas como una petición a todos sus compatriotas, en su mayoría cristianos, para perdonar a los árabes del norte que les han perseguido desde la independencia del país, en 1956.

Desde luego, éste es un magnífico comienzo para la nueva república y un ejemplo para los habitantes del norte, que han preferido el látigo y el fusil a la convivencia y el acuerdo.

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