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Pedro Salinas

Mario Vargas Llosa critica a Toledo

Tenía la versión de una persona allegada a la familia Vargas Llosa, según la cual, desde hace algunos meses, las diferencias entre Mario y su hijo Álvaro respecto del gobierno de Alejandro Toledo se habían acortado considerablemente. La información resultó certera.
 
Mario Vargas Llosa, de paso por Lima, tuvo declaraciones escuetas pero contundentes sobre la gestión del presidente peruano, a quien había venido respaldando desde antes de que arribara al poder en julio del 2001. “Ha abierto una esperanza y tiene más preparación que Fujimori”, dijo a mediados del 2000. Más tarde, en abril del 2001, expresó que, de ganar Toledo, éste podía hacer una “limpieza profunda de las instituciones”, así como sancionar “a quienes cometieron delitos contra los derechos humanos”. El conocido novelista no sólo abogó por Alejandro Toledo, sino que exhibió públicamente, luego del triunfo del líder de Perú Posible, sus diferencias políticas con su hijo Álvaro, quien se había apartado del entorno toledista para denunciar una serie de irregularidades.
 
A inicios del 2004, Mario Vargas Llosa recién formula algunos señalamientos tibios a la administración toledista, pero ninguno del calibre de los expresados en esta última visita a Lima. Los adjetivos fueron, en esta ocasión, profusos y urticantes. Habló de desgobierno, descomposición, de metidas de pata descomunales, de incoherencia e irresponsabilidad.
 
Algunos analistas consideran que la crítica del autor de El paraíso en la otra esquina es un tanto tardía. Y es verdad. Pero lo que ello revela en el fondo es el aislamiento en el que está terminando el gobierno de Alejandro Toledo. Con apenas 8% de aceptación ciudadana y una gestión signada por la incompetencia, la frivolidad, las malas juntas y el nepotismo, Alejandro Toledo incineró las expectativas de la mayoría de los peruanos, echó por tierra la posibilidad de reconstruir la institucionalidad democrática y ha abierto, nuevamente, las puertas para que alternativas autoritarias como la de Alberto Fujimori se lucren políticamente del caos y el desorden existente. Como ha comentado el periodista Gustavo Gorriti, “no es Vargas Llosa quien se aleja del gobierno, sino es el gobierno el que se aleja de los postulados para los que fue elegido”.
 

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