El presidente Alejandro Toledo del Perú tiene varias caras, varios discursos, varias lenguas, varios disfraces. Los usa en función del público que tiene delante.
Cambia por conveniencia política. Es un gran demagogo o es un gran esquizofrénico. O las dos cosas. En la sesión inaugural de la edición 43 de la Asamblea Anual de Gobernadores del BID, en la esplendorosa ciudad de Fortaleza en Brasil, Toledo advirtió sobre el riesgo que corre la región de caer en la tentación del populismo.
‘Ningún gobernante debe incurrir en la irresponsabilidad de ceder ante las susurrantes voces populistas’, enfatizó con ese tono teatral y dramático que usa el presidente peruano. Más adelante señaló, sin dejar de lado su histrionismo característico y forzado, que él es un indio terco en sus convicciones y que una de ellas es que la ruta trazada en el Perú es la adecuada.
Lo que se entiende desde afuera es que el jefe de Estado peruano está siguiendo y aplicando en el Perú un modelo de economía de mercado, alejado de cantos de sirena demagógicos y paternalistas. Pero esa no es la verdad. El propio Toledo, en su mismo discurso, anota de forma indirecta y cauta (por no decir hipócrita), que existen modelos económicos y de desarrollo que han fracasado en la región. En lenguaje encriptado lo que quiso decir Toledo es que no le gusta el neoliberalismo. Y no cree en él. Y eso sí es cierto. Lo demuestra en el Perú todos los días, anunciando leyes que atentan contra el mercado y promoviendo otras que tienen la impronta del populismo.
Toledo no tiene las ideas claras y, por lo tanto, está enrumbando al Perú por una suerte de tercera vía latinoamericana, la misma que no se diferencia en mucho de las líneas socialistas convencionales. Toledo cree, por lo que se ve en sus acciones, en el Estado mercantilista, distribuidor de privilegios, que interviene en la creación de empleo y en la redistribución de la riqueza. Y el resultado es previsible: menor creación de riqueza y menos oportunidades para mejorar el nivel de vida de la población.
Es una lástima que Toledo haya optado por el camino equivocado porque ha elegido el sendero populista que conduce hacia la profundización de la pobreza, en lugar de adoptar el camino de la prosperidad y libertad económica que ofrece el liberalismo.
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Pedro Salinas es corresponsal de la agencia de prensa AIPE.
Este artículo, junto a otros artículos de Carlos Ball o Pedro Salinas, se publican en La Revista de América de Libertad Digital. Si desea leer más, pulse AQUÍ
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