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Percival Manglano

Carmena no nos representa

Como bien ha dicho Esperanza Aguirre, estos resultados son una “moción de censura de los madrileños a Carmena”.

Como bien ha dicho Esperanza Aguirre, estos resultados son una “moción de censura de los madrileños a Carmena”.
Manuela Carmena | EFE

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, dejó claro en una entrevista publicada en Jot Down en marzo que nunca lee la prensa porque tiene "otras muchas cosas que hacer". Gracias a ello, quizá sea de los pocos madrileños que no se ha enterado de los resultados de las elecciones generales del 26-J y de su mensaje implícito. Su valoración de los resultados como "irrelevantes" así lo atestigua.

Los resultados son demoledores para ella. En seis meses (desde el 20-D), el apoyo de los madrileños a Podemos+IU ha caído en más de 100.000 votos. En concreto, ha pasado de unos 473.000 a 367.000. En paralelo, el apoyo al Partido Popular ha subido en 55.000 votos, hasta alcanzar los casi 700.000. En función de ello, el PP tuvo un 40,2% de los votos frente al 21,2% de Unidos Podemos, prácticamente el doble. De haber sido éstas unas elecciones municipales, el PP hubiese obtenido 24 concejales (ahora tiene 21) y Unidos Podemos tendría 12 (ahora tiene 20). El PP, en suma, doblaría en apoyos a la unión de izquierdas que lideró Carmena, la cual habría perdido uno de cada tres votos desde mayo del año pasado. Como bien ha dicho Esperanza Aguirre, estos resultados son una "moción de censura de los madrileños a Carmena".

La pregunta entonces es: ¿qué ha pasado en los últimos seis meses para que los madrileños hayan dado la espalda en masa a la opción política de su alcaldesa? La respuesta es que Carmena y su equipo han empezado a mostrar su verdadera cara política. Por un lado destaca su sectarismo. Aquí el ejemplo evidente es su obsesión por la memoria histórica, derivada de una ignorancia enciclopédica de la historia española. Por el otro lado está su incapacidad de gestión, también teñida de sectarismo, que ha paralizado la ciudad. Los grandes desarrollos urbanísticos han sido tirados por la borda, los inversores extranjeros han sido tratados como bárbaros invasores y, en consecuencia, el paro de la ciudad ha superado al de la región por primera vez desde que hay datos homogéneos.

Otra seña distintiva del Gobierno de Carmena es la mentira. El último ejemplo (mejor dicho, el más reciente) es demoledor. Carmena anunció a los cuatro vientos que no haría campaña a favor de Podemos porque es "la alcaldesa de todos los madrileños". Esto no le impidió hacer toda una serie de anuncios propagandísticos durante la campaña electoral, entre los que destacó la bajada del IBI a 22 barrios madrileños en perjuicio de los 106 barrios restantes (que los 22 señalados fuesen caladeros de voto de Podemos era, se nos dijo, pura casualidad). Estos anuncios de destino de dinero público en campaña vulneraban la Ley Electoral. La denuncia del PP al respecto resultó en que la Junta Electoral anulara cuatro anuncios de Carmena. Más aún, la Junta Electoral ha abierto expediente a Carmena y a dos de sus concejales por estos anuncios, expediente que podría acabar en una multa de hasta 3.000 euros a cada uno de ellos. Es decir, que la alcaldesa que no pensaba hacer campaña por ningún partido puede acabar multada por la Junta Electoral por hacer una campaña ilegal a favor de uno de ellos. Carmena y la mentira, tanto monta.

Más allá del rapapolvo de la Junta Electoral, los madrileños han demostrado también que no están en venta. Carmena, con su anuncio del IBI, pretendió comprar el voto de ciertos madrileños y éstos han reaccionado con contundencia para decir que su voto no está en venta. Carabanchel, Usera y Villaverde fueron tres de los distritos afectados por la supuesta bajada del IBI de Carmena y en los tres ganó el PP. Los madrileños no se someten a ningún tipo de caciquismo, ni siquiera al disfrazado bajo el manto de la nueva política.

En resumen, los madrileños le han dicho a Carmena en las urnas que no les representa. Y Carmena ha reaccionado diciendo que esto es irrelevante. La llave del futuro estará, una vez más, en manos del PSOE. Todo el que tenga contacto con personas del PSOE habrá detectado su creciente hostilidad hacia Podemos en los últimos meses. Parece que empiezan a entender que el enemigo de Podemos es el PSOE y no el PP. Su relativa resistencia en las urnas en estas elecciones (en Madrid obtuvo un 19% de los votos, por delante de Ciudadanos y a dos puntos de Podemos) debería convertirse en un punto de inflexión en su estrategia política. Esperemos que así sea.

Percival Manglano, concejal del PP en el Ayuntamiento de Madrid.

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