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Percival Manglano

La ambición de Villacís

La ambición es legítima, pero no cuando ciega y deviene en irracional.

La ambición es legítima, pero no cuando ciega y deviene en irracional.
David Alonso Rincón

Justo cuando las negociaciones parecían haber tomado el rumbo adecuado para desalojar a Carmena de la alcaldía de Madrid, Ciudadanos se ha descolgado con una propuesta insólita: pretende que Villacís sea alcaldesa dos años y Almeida otros dos.

Las negociaciones iban por el buen camino porque se estaban centrando en lo realmente importante: el programa. El PP envió a Cs y a Vox una propuesta de programa de Gobierno hace unos días para centrar el debate en lo que se debería hacer en el Ayuntamiento una vez desalojados Carmena y los suyos. El debate inicial planteado por Cs sobre los sillones (en particular, el del alcalde) había dado paso al programático. Y en este debate se había avanzado con gran rapidez: había un acuerdo prácticamente cerrado sobre las prioridades del nuevo Gobierno.

Pero se ve que esto no era suficiente. Hete aquí que Villacís desvela ahora esta ocurrencia de repartirse el sillón a pachas con Almeida, como si la alcaldía de Madrid fuese una cuenta de restaurante. Los más de tres millones de madrileños no se merecen que su alcaldía se adjudique con un "venga, ni pa ti ni pa mí".

Recordemos los resultados electorales. Ciudadanos obtuvo el 19,13% de los votos y 11 concejales. El PP, por su parte, tuvo un 24,23% de los votos y 15 concejales. Esto quiere decir que Villacís querría ser alcaldesa con menos del 20% de los votos y con un tercio de los concejales necesarios para alcanzar la mayoría absoluta municipal (que es de 29 concejales). El PP ha sacado más de 5 puntos a Cs. En Andalucía la diferencia fue de 2,5 puntos y ahí preside la Junta el PP con total naturalidad. Que alguien de Cs nos explique por qué una diferencia de 2,5 puntos vale para otorgar la presidencia de la Junta de Andalucía al PP y una diferencia de más de 5 puntos debe llevar a dividir el sillón de la alcaldía a medias entre el PP y Cs.

Da la impresión de que alguien en Cs no está negociando con la cabeza sino con su ambición. La ambición es legítima, pero no cuando ciega y deviene en irracional. Los madrileños votaron despedir a Carmena y dar pie a un Gobierno municipal de centro-derecha. El encargo de liderar ese cambio recayó en el PP. Al PP le votaron casi 100.000 madrileños más que a Cs. No hay empate técnico alguno que justifique un reparto como el propuesto por Villacís.

No pongamos en peligro la mayoría necesaria para desalojar a Carmena por una pura y llana ambición y un desconcertante afán de protagonismo. Un Gobierno conjunto entre PP y Cs puede traer las reformas que necesita el Ayuntamiento de Madrid. Dejemos el hambre de poltrona en casa.

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