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Pío Moa

Dos opciones para el PNV

Los partidarios del terrorismo en el País Vasco han sufrido un descalabro electoral, cosa tampoco muy importante para ETA, pero quien ha capitalizado ese fracaso ha sido el PNV. ¿Por qué? Porque su propaganda ha conseguido crear en muchos la impresión de que el PP constituía una alternativa “extremista”, simétrica de la de EH, y porque ha trabajado sobre unos sentimientos e ideales nacionalistas, remachados durante un cuarto de siglo por los medios de comunicación y la enseñanza teóricamente públicos y en realidad apropiados por los aranistas. Esto ha ocurrido con el apoyo abierto de la izquierda, y la inhibición de la derecha. No debe extrañarnos mucho. En Galicia, Fraga ha dejado buena parte de la enseñanza en manos de los nacionalistas, y también las consecuencias empiezan a notarse.

El PNV ha implantado en el País Vasco un cacicato en vías de convertirse en régimen, donde las libertades están cercenadas, y casi la mitad de la ciudadanía sufre en mayor o menor proporción la amenaza y el terror. Para el PNV hay dos opciones: persistir en la vía abiertamente desestabilizadora emprendida en los años últimos, o retroceder de ella. Lo primero es un callejón sin salida, a menos que consideren una salida la completa fractura social en la comunicación vasca y una crisis general en España, de consecuencias imprevisibles. Sí su ceguera no ha avanzado demasiado, es probable que opten por un cierto retroceso. No se tratará de una “vuelta a la democracia” como finge González y otros, porque el PNV nunca ha sido leal con la democracia, pero al menos permitirá disminuir los riesgos por algún tiempo.

Dicho de otro modo: los aranistas tendrán que gobernar en minoría, y eso va a limitar sus posibilidades y dar tiempo a un enderezamiento progresivo de la situación. A menos que se decidan por una alianza abierta con los pro-etarras. Esto sería romper las reglas del juego, ante lo cual la respuesta ya no podría basarse en los votos, sino tomar la forma de una resistencia abierta contra la tiranía, tal como debió haber ocurrido ante los votos que permitieron a Hitler destruir la democracia. El PNV tendrá que elegir.

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