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Pío Moa

Mayor Oreja y el problema del PP

Rajoy parecía un político pragmático y oportunista, pero cada día se revela más como un iluminado de la economía y la nena angloparlante, muy próximo a Rodríguez en casi todo y dispuesto a imponer despóticamente su orientación a su partido.

Sostiene Mayor Oreja: "No nos lleva a nada salvo al desastre que se quiera que las cosas vayan a peor para tocar fondo y que en el PP se produzca un desastre para empezar a arreglar las cosas". Mayor no parece aquí muy lúcido: ¿quiénes están llevando las cosas a peor, al desastre, sino Rajoy y los suyos? ¿No es bastante desastroso que esos dirigentes hayan liquidado la oposición en España, ocasionando un tremendo golpe a la democracia, que colaboren con un Gobierno que a su vez colabora con los terroristas, que apoye el socavamiento de la independencia judicial o de la moral familiar, o promueva "realidades nacionales" y estatutos que poco tienen que envidiar al balcanizante de Cataluña, entre tantas otras cosas? Ésta es, muy evidentemente, la política actual del PP, que éste ni se molestaría en disimular si no fuera porque teme perder muchos votos a favor de UPyD. Rajoy parecía un político pragmático y oportunista, pero cada día se revela más como un iluminado de la economía y la nena angloparlante, muy próximo a Rodríguez en casi todo y dispuesto a imponer despóticamente su orientación a su partido.

Ante ello, caben dos salidas: o romper para buscar una alternativa democrática al PP, como UPyD lo ha hecho con respecto al PSOE, arriesgándose a pasar unos años a la intemperie; o bien oponerse a la deriva actual dentro del mismo. Pero esa oposición interna no se manifiesta a los ciudadanos con suficiente nitidez, seriedad crítica y capacidad de arrastre. Parece predominar el fenómeno chocante que me comentó hace tiempo Gotzone Mora del PSOE: "De pronto los compañeros que ayer decían una cosa en relación con el terrorismo y el PNV, dicen todo lo contrario. Se lo ordenan así desde arriba y casi ninguno tiene el valor o la dignidad de resistirse. Los cargos les atan". No menos alarma causa el ver cómo los opositores dejan de utilizar la libertad de expresión dentro de un partido supuestamente democrático para alertar a los afiliados y a la sociedad de que ese partido va hacia el desastre. Por el contrario, todo lo fían a un batacazo electoral, como si lo único que importase, en el fondo, fuesen las poltronas a ocupar.

Mayor Oreja planteó antaño la orientación más razonable –y no atendida– para el PP, una "ofensiva democrática", o algo así. Pero ahora parece dispuesto a tragar todo, incluso a colaborar para que el batacazo de los rajoyes no se produzca o sea lo más leve posible. ¿Quién quiere que las cosas vayan a peor?

Porque lo de menos es el destino de un partido, aunque sea el PP. Lo realmente grave es la involución política causada por Rodríguez invirtiendo los logros de la Transición. Lo grave es que el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, que permitía vislumbrar una evolución política razonable, se haya convertido exactamente en su contrario. Lo grave es un Gobierno que apoya a las dictaduras y terrorismos exteriores, promueve la disgregación de España, acosa a la Iglesia, ataca la división de poderes, fomenta la difusión del islamismo en nuestro país, degrada la enseñanza, propone unos remedios a la crisis económica que pueden llevar a la quiebra del estado... Y ante tales desmanes, el país se ha quedado sin oposición, por obra de Rajoy y compañía. Que nos aclare el señor Mayor Oreja qué piensa hacer dentro del partido para cambiar esta situación.

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