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Pío Moa

Una mala tradición europea

Bush ha respondido al reto terrorista lanzando una guerra en toda regla contra sus focos y sus cómplices. Como no podía ser menos, buena parte de los gobiernos europeos están en desacuerdo, y buscan alguna manera de sabotear el esfuerzo. No me refiero a desacuerdos en detalles, o de enfoque práctico, pues lógicamente tiene que haberlos, sino a desacuerdos con la decisión misma de afrontar al desafío de manera resuelta. No quieren luchar. Son gobiernos, especialmente el francés, habituados a la complacencia con el crimen político, a trapichear con él para descargarlo sobre el vecino, a intentar sacarle beneficios. Que nos lo digan a nosotros. Sólo en los últimos años, casi treinta después de los primeros atentados de ETA, parecen los gobiernos vecinos algo resueltos a enmendar su complicidad de tantos años con el terrorismo.

Una manía muy europea es la de creerse con una "cultura política" mucho más matizada, ilustrada y compleja que la useña, tachada a menudo de simplista e incluso de peligrosa para la paz o la estabilidad, cuando ha sido Usa la que ha tenido que venir varias veces al rescate de Europa, por las desastrosas consecuencias de las sofisticadas políticas europeas. Y ahora, otra vez, Usa no solo se está defendiendo a sí misma, sino también a los europeos. Y lo lógico es que éstos traicionen a su vez, pues de otro modo se sienten "satélites".

Lógico o, mejor, tradicional. Es inevitable establecer cierto paralelismo con lo ocurrido en el siglo XVI, cuando España asumió la defensa de Europa contra el expansionismo turco, para verse atacada por la espalda por los beneficiarios de su lucha, de por sí agotadora. A propósito, en un "chat" reciente, César Vidal me desmentía sobre la actitud de Lutero, contraria a luchar contra los turcos. Tiene razón el señor Vidal en lo que dice, pero solo en parte. Lutero y muchos protestantes alemanes rechazaron la resistencia a los turcos mientras éstos amenazaban Hungría, aunque cambiaron de opinión cuando la amenaza se aproximó a Viena. Los protestantes ingleses y holandeses, que se sentían mucho más a salvo, planearon ofensivas conjuntas con los turcos y contra España. Corsarios ingleses y holandeses operaban habitualmente desde los puertos del Magreb contra el comercio y las costas españoles.

Viene esta digresión un poco al caso, aun teniendo en cuenta las enormes diferencias de todo género que separan aquella situación de ésta. No veo a Usa como un gran amigo de España ni mucho menos, pero en este caso no hay duda de que los intereses de los dos países marchan muy juntos, y por ello debemos unir nuestros esfuerzos, aunque otros gobiernos europeos echen arena en el engranaje de la maquinaria antiterrorista.


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