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Porfirio Cristaldo Ayala

Mercosur o ALCA

Desde hace 5 años, representantes de 34 países vienen trabajando para concluir el acuerdo del Area de Libre Comercio de las Américas, ALCA, en el año 2005, al eliminar todas las barreras comerciales en el continente. Esta brillante idea lanzada por el padre del presidente Bush hace más de una década ha encontrado una fuerte oposición en Brasil, la primera economía de América del Sur. El presidente electo Luiz Inacio “Lula” da Silva, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), se opone al ALCA, denunciándolo como un intento de Estados Unidos por anexar a América Latina. Lula prefiere el proteccionista Mercosur por encima del libre comercio en el ALCA, pues le teme a la globalización.

La realidad es muy diferente. El libre comercio beneficia a todos los competidores, como se demostró hace siglos con las ventajas comparativas. En el comercio entre Estados Unidos y Paraguay, por ejemplo, a Estados Unidos le conviene importar de Paraguay incluso productos en los que ellos son más competitivos. Lo determinante es la productividad relativa. Estados Unidos tiene una productividad mayor que Paraguay en productos agrícolas y electrónicos, pero como su productividad en electrónicos es mucho más alta que en agricultura, le conviene dedicarse a productos electrónicos e importar productos agrícolas de Paraguay. Así ambos países salen favorecidos.

Es posible que temporalmente el libre comercio pueda afectar a algunos sectores. La apertura de los mercados suele perjudicar a los empresarios privilegiados que gozan de proteccionismo y subsidio estatal, como también a algunos sindicatos que se niegan a enfrentar los rigores de la competencia.

Estados Unidos, pese a ser el país de mayor libertad comercial, todavía otorga subsidios agrícolas por más de 50 mil millones de dólares anuales. Y, si bien esto es menos de la mitad del subsidio que la Unión Europea concede a sus agricultores, los efectos sobre los países pobres han sido catastróficos al impedirles exportar sus productos. Estados Unidos mantiene además altos aranceles en la importación de jugo de naranja (Brasil es el primer productor mundial), así como azúcar, textiles, tabaco y etanol, y ha creado nuevos aranceles al acero para proteger a sus ineficientes siderúrgicas. Aunque Brasil ha denunciado esto en la Organización Mundial del Comercio, sólo el ALCA podrá acabar con el proteccionismo en las Américas.

La unión aduanera en el Mercosur pretendía en sus inicios actuar como bloque para obtener concesiones de Estados Unidos y de la Unión Europea. Pero el derrumbe de la Argentina y la recesión en Brasil, así como el proteccionismo en perjuicio de los socios menores –Paraguay y Uruguay– lo han hundido. Hoy Mercosur carece de fuerza para conseguir la eliminación de los subsidios agrícolas. En cambio, el ALCA, al impulsar el libre comercio a un área de 830 millones de consumidores, con un PIB de 12.000 mil millones de dólares, podrá exigir a todos sus miembros la pronta liberalización comercial y eliminación de subsidios y demás medidas proteccionistas. El presidente Bush logró la aprobación del Congreso de la ‘‘vía rápida’’ en los acuerdos comerciales, como el TLC que está negociando con Chile y Centroamérica. Uruguay también ha iniciado conversaciones y Paraguay debería negociar un tratado bilateral similar.

Estados Unidos y la Unión Europea saben que la mejor forma de colaborar con los países pobres no es la ayuda externa ni el apoyo del FMI o del Banco Mundial, sino la apertura de sus mercados y la eliminación de los subsidios agrícolas. El auge económico de México en la zona de mercado libre que establecieron con Estados Unidos y Canadá en 1994 (NAFTA), demuestra las grandes ventajas de acceder al inmenso mercado norteamericano para los países menos desarrollados. Mediante el NAFTA, México cuadruplicó sus exportaciones y pasó a ser la primera economía de América Latina, posición que anteriormente ocupaba Brasil. Dos décadas de libre comercio impulsaron el crecimiento económico de Chile, reduciendo la tasa de pobreza del 45% al 21%. Hoy Chile es 40% más rico (por habitante) que Argentina, al igual que México lo es en relación al Brasil.

El libre comercio fortalecerá las libertades individuales y la democracia en el continente, como nunca antes. Un mercado libre es incompatible, no sólo con aranceles y barreras comerciales a los productos y trabas al libre flujo de personas y capitales, sino también con gobiernos corruptos y autoritarios. En un verdadero mercado libre rige el estado de derecho y las libertades individuales, por lo que las personas pueden elegir libremente sus actividades productivas.

Porfirio Cristaldo es corresponsal de la agencia AIPE en Asunción (Paraguay).

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