Lo que ha ocurrido este jueves en Leganés –en donde, según todos los indicios, un hombre que posteriormente se intentó suicidar tirándose desde un tercer piso, ha matado a sus 2 hijos- nos demuestra que la violencia doméstica es mucho más que una defensa de la mujer. En este caso, la mujer –que ya no vivía en el domicilio conyugal, sino con otros 2 hijos- había presentado una denuncia contra su suegra un día antes, por amenazarla.
Con la futura Ley Integral Sobre la Violencia Contra las Mujeres la denuncia que puso la mujer contra su suegra tampoco hubiera servido de mucho, porque no es su ex pareja, el varón, quien le ha amenazado. Esto nos lleva a que lo principal no es hacer una legislación discriminatoria, dando a entender que en toda crisis matrimonial el problema es el varón, potencialmente más peligroso que la mujer, sino tener una legislación que permita soluciones para cada caso particular, con unos mecanismos eficaces para evitar que la resolución judicial que pueda adoptarse no se quede en papel mojado según se salga del juzgado, mecanismos que, hay que reconocer, a día de hoy, todavía no resuelven todos los problemas que puedan ir surgiendo.