Menú
Raúl Vilas

Obama ante la democracia

Nada más patético que el progre ibérico dando lecciones de democracia a los USA. Se ponen estupendos –¡cómo les gusta!– para despotricar de los yanquis. Lo más triste es que se lo creen.

Alexis de Tocqueville se salvó de milagro de la guillotina. Su familia aristócrata sufrió la brutal represión institucionalizada por los revolucionarios franceses. Si hubiese nacido unos años antes, Robespierre le habría segado el pescuezo. Uno más. Por fortuna no fue así. Ya como magistrado, en 1831 viajó a EEUU para estudiar su sistema penitenciario, se quedó prendado de una sociedad, esta sí, democrática, que es mucho más que elegir cada cuatro al Gobierno de turno. No deja de ser paradójico: Tocqueville fue a conocer las cárceles y descubrió la libertad. Lo puso negro sobre blanco en su imprescindible La democracia en América, tan vigente hoy como entonces. Hay quien ve con asombro que sólo en un año la popularidad de Obama haya caído en picado. Seguro que no ha leído a Tocqueville.

A este gran liberal francés le impactó el triunfo de una revolución, la americana, que alumbró una Nación mucho más libre que la francesa, con la cabeza de todos sus ciudadanos en su sitio, sobre los hombros. Zapatero no tiene guillotina, tampoco más escrúpulos que los revolucionarios franceses, pero el contraste entre ambos lados del charco no ha cambiado mucho. No corta cabezas nuestro Gobierno, pero colabora con una banda terrorista que las revienta cada vez que puede y aquí no pasa nada.

Nada más patético que el progre ibérico dando lecciones de democracia a los USA. Se ponen estupendos –¡cómo les gusta!– para despotricar de los yanquis. Lo más triste es que se lo creen. En estos casos hasta dan penita, tan cándidos, tan burros. Piensan que esta cosa de aquí es mucho más democrática, pero muxo, muxo. Y, claro, lo dicen.

Esta cosa de aquí es, siendo benévolo, una partitocracia. Ni impera la ley, ni la justicia es independiente, ni prensa libre –salvo honrosas excepciones–, ni un sistema representativo digno de tal nombre, ni, mucho menos, una sociedad civil, siempre y cuando no llamemos así a los rebaños ávidos de gambas. 

Son estas premisas, que sí están presentes en la sociedad estadounidense, las que explican que un año de mala gestión haya transformado el entusiasmo que aupó a Obama a la presidencia en desconfianza. Por mala gestión y en un año, no por corrupción galopante, crimen de Estado, empobrecimiento desbocado... Quince años se tiró Felipe González en Moncloa y Zapatero, si Sonsoles no lo evita, ni se sabe. Pero es que nosotros sísemosdemocráticos,semoslos mejores.

Temas

En Sociedad

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados