Menú
Ricardo Medina Macías

El nuevo gabinete

El cambio profundo apenas empieza en México. La tarea del nuevo gobierno es promover la mudanza de una cultura de la protección y la servidumbre a una cultura del riesgo y la libertad.

Sospecho que los primeros que “tronarán” en el gabinete de Fox son los que se colaron en la nómina pensando que ya la hicieron y que por fin la revolución les hizo justicia.

Este es el primer equipo de gobierno en el país, desde Francisco I. Madero, que se diseña en función de un mandato electoral de cambio profundo. El experimento parece que le salió razonablemente bien a Vicente Fox.

Conforme se multiplican las advertencias de los viejos políticos y de los nostálgicos del “más de lo mismo”, me agrada más el variopinto conjunto que aglutinó Fox. Ya habíamos previsto que no habría otro camino que el del “ensayo y error”. Ya habíamos dicho que Fox dispara con escopeta de perdigones y afina la puntería en función de los resultados. Por eso, me parece, Fox no se fue “a lo seguro” con sus designaciones.

Fox está corriendo riesgos porque está acostumbrado a esa cultura de la decisión libre y porque en el pasado le ha rendido frutos. Si Fox fuese hijo de la cultura de la protección a ultranza seguiría en el rancho o en la Coca-Cola.

Lo curioso es que esta audacia de Fox incomoda a los “expertos”. Como que la cultura dominante, en los medios de comunicación y en la clase política tradicional, tiene una profunda aversión al riesgo y a la novedad. No en vano durante décadas el sistema político nos prometió protección frente a todo riesgo, a cambio de sumisión y acatamiento. A la postre, el cuento del gobierno nodriza terminó muy mal. Sin duda, en el mismo equipo de Fox no faltan quienes comparten ese paradigma casi secular de la cultura mexicana: “vámonos a lo seguro”, “vámonos por caminos trillados pero sin sorpresas”.

Ya se vio, por ejemplo, que los estrategas de Fox eligieron a los de siempre, a Televisa, para rematar la presentación pública del nuevo equipo. Mala cosa, porque huele a cuento sabido eso de privilegiar al poderoso medio de comunicación y desdeñar al resto: Azteca, Canal Once, Canal 22, Canal 40. Pero esa pifia, esa concesión a lo trillado (¿o es vasallaje ante el poderoso?) no empaña el espíritu de cambio; sólo advierte que el equipo del cambio no es inmune a la tentación de irse a lo seguro por conocido.

Y nos avisa, por así decirlo, de que el cambio profundo apenas empieza. ¿Cuántos en el nuevo gabinete ya se sienten instalados en los umbrales de la gloria, fieles al atávico reflejo de que una chamba en el gobierno es un seguro de vida? Más de alguno.

Pues esos, sospecho, “tronarán” en un futuro próximo. No aguantarán la cultura del riesgo. No están hechos para la intemperie de las decisiones libres y responsables. No están habituados a pensar por su cuenta.

Fox se va a equivocar. Me veo tentado a decir que eso es lo único seguro: que se va a equivocar. Pero también va a rectificar cuantas veces sea necesario hasta acertar. Se acabó el cuento del “señor presidente infalible”.

Ese ajuste a partir de resultados es justo como afinar la puntería, después de medir las desviaciones del escopetazo inicial respecto del blanco. Sólo hay una forma de no equivocarse: la inmovilidad absoluta. No hacer nada. Bajo perfil, le dicen los viejos políticos; aquellos que se quedaron en los tiempos de la fotografía de estudio: el que se mueve no sale.

Antes, dicen los nostálgicos del “Estado niñera”, bastaba tener el título universitario y uno la tenía hecha en la vida. Antes, “agarrabas un hueso en el gobierno y ¡la hiciste de por vida, mi hermano!” Eso se acabó.

Por su parte, los miembros del equipo foxista tendrán que asumir esa cultura del alto riesgo. Incluido el riesgo de distinguirse por ser ellos mismos antes que caer en la cortesanía; me imagino que se vale no echar porras aunque el jefe lo solicite ante las cámaras de televisión; me imagino que la disciplina en el gabinete no se confundirá con el juego insulso de ponerse a brincar proclamando: “el que no brinque es priísta”.

La alternativa del riesgo, para los miembros del gabinete, es regresarse a su casa. Ya no es como antes, ya ni en el gobierno está uno seguro. ¡Qué bueno!

© AIPE

El mexicano Ricardo Medina Macías es analista político.

En Internacional

    0
    comentarios