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Ricardo Medina Macías

Hilaria, Alejo y la Navidad

¿No le parece lamentable a Alejo que millones de seres humanos sigamos celebrando el nacimiento de un niño cuando, según lo que Gore predica, el planeta estaría mejor de no existir los seres humanos que lo echamos a perder?

Ya se sabe que los políticos en todo el mundo tienden a decir tonterías de grueso calibre. Hasta la Navidad ha sido manoseada por estos predicadores melodramáticos.

Hillary Clinton –Hilaria– dijo que la Navidad celebra el nacimiento de un niño sin techo ("the birth of a homeless child"), lo que, en la óptica de la senadora que quiere ser presidenta, es una excelente muestra de que sus propuestas de mayor gasto gubernamental para la seguridad social no sólo son geniales sino un mandato divino. Por supuesto, si los necesitados son inmigrantes ilegales Hilaria olvida su analogía navideña: los inmigrantes indocumentados –dice– no deben ser atendidos por la seguridad social, sino deportados y punto.

En realidad Hilaria es una ignorante. Como ha recordado el periodista canadiense Mark Steyn, el niño Jesús no era en absoluto un sin techo, sus padres tenían una vivienda en orden en Nazaret y si Jesús tuvo que nacer en Belén fue por las ocurrencias estúpidas de los políticos. La burocracia romana, en un alarde de necedad similar a cientos que padecemos a diario, obligó por esos días a todo mundo en Judea a trasladarse a su lugar de origen ¡para realizar un censo! No, Hilaria, el niño Jesús no era un sin techo, sino una víctima más de la arrogancia de personas como tú: políticos ansiosos de ordenar la vida de los demás.

Hilaria no está sola en esto de contarnos falsos cuentos de Navidad. Al Gore –Alejo– fue más lejos; para él la Navidad es la historia de una mujer sin hogar que dio a luz a un niño sin hogar ("a homeless woman gave birth to a homeless child"), con lo cual añade el elemento feminista –o de género, como dicen los que no saben hablar español– al discurso lagrimoso. Tal vez ahora, cuando Alejo Gore ordeña sin tregua a la "vaca sagrada" del alarmismo ecológico, nos debería decir que la Navidad está llena de irregularidades ambientales, como la de los pastores encendiendo fogatas con combustibles fósiles... ¡y sin que nadie comprara unos bonos de carbono para compensar esa presunta atrocidad!

¿No le parece lamentable a Alejo que millones de seres humanos sigamos celebrando el nacimiento de un niño cuando, según lo que Gore predica, el planeta estaría mejor de no existir los seres humanos que lo echamos a perder?

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