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Ricardo Medina Macías

Las paradojas del dólar

En términos relativos, el dólar se ha debilitado en los últimos años como almacén de valor, pero mantiene su hegemonía indiscutible como unidad de cuenta y como medio de intercambio.

Si el dólar es hoy más barato que ayer, significa que los bienes que vende Estados Unidos son hoy más baratos en términos relativos. Significa, por tanto, que la "debilidad" del dólar estimula la economía de Estados Unidos y actúa como una barrera más o menos eficaz contra los amagos recesivos.

Pese a sus bravatas, el mamarracho Hugo Chávez le seguirá vendiendo a Estados Unidos el petróleo venezolano y lo seguirá tasando y cobrando en dólares. Pese a tanta tontería que se dice por ahí, ni China ni Japón tienen la menor intención de cambiar sus reservas de dólares a euros o a otra moneda.

La moneda cumple tres funciones:

  1. Es unidad de cuenta.
  2. Es medio de cambio.
  3. Es almacén de valor.

En términos relativos, el dólar se ha debilitado en los últimos años como almacén de valor, pero mantiene su hegemonía indiscutible como unidad de cuenta y como medio de intercambio. El maíz, el zumo de naranja, el petróleo, el cobre, el trigo, el oro, la plata, las deudas de los gobiernos, la riqueza de los individuos, el valor de las empresas globales, los grandes contratos internacionales y muchísimas cosas más se siguen cotizando en dólares, se cuentan en dólares, se intercambian en dólares.

Y así seguirá siendo, al menos en el futuro previsible, porque a nadie le conviene cambiar toda la contabilidad internacional de golpe, con el inmenso riesgo de perder mucho en ese mero "cambio contable".

Es un hecho que el dólar ha perdido mucho terreno como almacén de valor. En sólo dos años, desde principios de diciembre de 2005 a principios de diciembre de 2007, por ejemplo, el euro se apreció un 25%. No es la primera vez que el dólar sufre una severa y prolongada depreciación: sucedió en 1977-79, 1985-88 y 1993-95, como recuerda la más reciente edición de la revista The Economist, y el dólar siguió siendo, no obstante, la divisa preferida de los bancos centrales para sus reservas.

Para un país cambiar hoy sus reservas de dólares a euros implicaría vender un activo "barato" para comprar un activo "caro". Gana el que vende con los precios al alza, no a la baja. ¿Vender barato para comprar caro? Ese desastroso negocio no lo harán ni China ni Japón ni ningún país sensato.

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