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Ricardo Medina Macías

¿Quién fabricó la trama?

Raúl es mucho menos carismático y vivaz que Fidel, pero es también más ordenado y metódico. Hay quien supone que Fidel ya ha muerto y que este montaje es una calculada estratagema de Raúl para imponerse "suavemente" y realizar esa reforma "a lo chino".

El "hermano siniestro" sustituye al "gran hermano". ¿Qué hay detrás del montaje de la misteriosa enfermedad de Fidel y de su relevo, supuestamente temporal, por Raúl?

Huber Matos, tal vez el más lúcido e independiente de los comandantes de la revolución cubana, debe saber de lo que habla. Ve con extrema cautela y desconfianza las "novedades" en la isla. Recuerda que los hermanos Castro Ruz son los amos del engaño y la perfidia, y advierte que los festejos de algunos exiliados son prematuros.

Matos denunció valientemente, a unos diez meses de la entrada triunfal en La Habana de los revolucionarios (entrada en la que él acompañó a Fidel Castro), la traición a la revolución cubana que empezaba a ser dominada, en los hechos, por los comunistas, cuya cabeza visible era nada menos que el "hermanísimo" Raúl. Esa denuncia le costó 20 años de cárcel y torturas y sigue con vida, en el exilio desde luego, gracias a la perseverante presión que ejerció en su momento José Figueres, el ex-presidente de Costa Rica. Huber Matos conoce como pocos la prodigiosa capacidad de engaño y astucia de Fidel y el papel de "torturador malo" que ha jugado Raúl, en esa horrenda y criminal charada que ha sido el régimen de Castro en Cuba, para dejar a Fidel el papel del "torturador bueno".

Presté especial atención a la entrevista que recientemente le concedió a Guillermo Ortega Ruiz, porque Matos es una fuente confiable para tratar de entender los enigmas de los Castro.

Algunas anotaciones provisionales, mías, no de Matos:

  • El gobierno de Estados Unidos debe hacer tres cosas ante lo que sucede en Cuba: Abstenerse, ver y refrenar. Abstenerse de cualquier intento de influir en el futuro inmediato de Cuba. Ver con objetividad los acontecimientos, distinguir entre las simulaciones de artificio (en las que Fidel Castro ha sido un maestro) y las realidades. Y refrenar, enérgicamente, cualquier intento del exilio en Miami de hacer descabelladas "operaciones de rescate".
  • El petróleo venezolano es clave para la supervivencia de la economía y del régimen en Cuba, pero hay claros indicios de que Raúl Castro, el sucesor, no ve precisamente con buenos ojos al fanfarrón Hugo Chávez. En Venezuela, Chávez debe estar mordiéndose las uñas.
  • No es del todo descabellada la hipótesis de que Raúl eventualmente intentaría una reforma "a lo chino", liberalizando la economía pero manteniendo el férreo control político e ideológico. Raúl es mucho menos carismático y vivaz que Fidel, pero es también más ordenado y metódico. Hay quien supone que Fidel ya ha muerto y que este montaje es una calculada estratagema de Raúl para imponerse "suavemente" y realizar, paso a paso, esa reforma "a lo chino". En tal caso, la Venezuela de Chávez sería más un estorbo que una ayuda.
La única certeza en todo este misterio es que no estamos ante un hecho fortuito, sino ante una trama que alguien –¿Fidel?, ¿Raúl?, ¿Fidel y Raúl?– ha preparado con sumo cuidado.

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