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Ricardo Ruiz de la Serna

El rey de Marruecos, contra el yihadismo

Mohamed VI está embarcado en una ofensiva contra el islamismo radical y el yihadismo que se libra en varios frentes

Mohamed VI está embarcado en una ofensiva contra el islamismo radical y el yihadismo que se libra en varios frentes

El rey Mohamed VI está embarcado en una ofensiva contra el islamismo radical y el yihadismo que se libra en varios frentes. Al mismo tiempo que en Melilla, Madrid y otras ciudades de España se desarticulan células y se detiene a los presuntos responsables del envío de terroristas yihadistas a Malí y el Sahel, Marruecos hace lo propio y añade una profunda actividad de comunicación persuasiva a través de los medios de comunicación de masas y el sistema educativo religioso. Se trata de difundir el islam oficial a través de los cauces que brinda la comunicación social y que el Rey controla.

Por una parte, el pasado 26 de junio se publicaba un decreto real que prohibía a los funcionarios religiosos islámicos desarrollar actividades políticas en Marruecos o manifestar públicamente posturas políticas o sindicales. El Rey prohíbe a imanes, predicadores y demás personas dedicadas al culto realizar actividades que "suspendan o impidan el ejercicio de los rituales religiosos" y aquellas otras que atenten contra la tranquilidad, la serenidad, la tolerancia y la fraternidad en los lugares de culto. Se trata así de evitar la radicalización en el seno de las mezquitas y de las organizaciones socio-religiosas que, so pretexto de la devoción o el activismo social, se utilizan para la propaganda islamista.

Por otra parte, el Rey trata de evitar la financiación de las organizaciones islamistas de caridad impidiendo a los líderes religiosos cualquier actividad con ánimo de lucro tanto en el sector público como en el privado y limitando su producción de obras científicas e intelectuales a aquellas que no contradigan su propia labor religiosa.

Por fin, Mohamed VI requiere a los responsables y líderes de las comunidades religiosas islámicas un compromiso con el islam malekí y que respeten los fundamentos de la nación, lo que incluye, naturalmente, su reconocimiento como Comendador de los Creyentes, así como que luzcan la vestimenta tradicional marroquí en su ministerio religioso. De este modo, trata de evitar la creciente presencia en el espacio público de los barbudos y sus códigos de vestimenta islamista, que van ocupando progresivamente el imaginario público.

A las decisiones legislativas se une el impulso político. El rechazo de Marruecos a las revueltas árabes, en general, y en especial su posición contra los rebeldes sirios permite comprender las razones de una política que trata de prevenir la extensión de los movimientos revolucionarios tanto de Oriente Medio como del Sahel. Como contaba hace poco La Nouvelle Tribune, el semanario marroquí dirigido por Fahd Yata –hijo de un antiguo opositor al rey Hasán II–, el ministro de Asuntos Religiosos, Ahmed Taufiq, ve la revuelta siria como un peligro inminente que debe tomarse en sirio. El propio ministro ha reconocido en el Parlamento la coordinación entre el Ministerio de Asuntos Religiosos y el del Interior para evitar la incorporación de marroquíes a las filas de los terroristas sirios y de Al Qaeda. Esta actividad se centra en las mezquitas y en la instrucción de los imanes en materias como los valores religiosos, la ciudadanía y los principios del Islam malekí. En este sentido, trata de encuadrar a los imanes en un cuerpo de 1.300 enviados por todo el país con una licencia y una formación religiosa supervisada.

El frente de los medios de comunicación de masas tiene un campo de batalla privilegiado en la radio, donde se cumple este año el décimo aniversario de la emisora Radio Mohamed VI del Santo Corán, dedicada a la difusión del islam oficial y la enseñanza religiosa. En ella abundan los programas sobre la lectura y explicación del Corán y los asuntos familiares, educativos y sociales. Esta emisora compite con la propaganda islamista que se distribuye a través de internet y de redes sociales, que son más fáciles de vigilar que de controlar. No hay muchos datos fiables sobre el impacto de los vídeos yihadistas que exaltan tanto al Estado Islámico de Irak y el Levante como a otros grupos terroristas en Siria, Irak y otros países de Oriente Medio.

También los radicales libran su batalla y, en Marruecos, sufren de una división en el liderazgo que, por el momento, beneficia a los moderados del islam oficial. La última discusión se ha librado en Twitter a propósito del proclamado califa Abu Baker al Bagdadi, el líder del Estado Islámico de Irak y el Levante. Oumu Adam Fatiha Meijati, una de las salafistas más rigoristas de Marruecos, celebró la proclamación en su cuenta de Twitter y le atribuyó el título de Comendador de los Creyentes. Ante este mensaje, otro de los salafistas más radicales, el jeque Omar Haduchi, reaccionó descalificando a Al Bagdadi y a Meijati citando un hadiz del Profeta que, tal como él lo cita e interpreta, condena a la pena capital a toda persona que jure alianza a un desconocido sin consulta a la comunidad ni aprobación de la misma.

Así, el Rey mantiene la posición frente al desafío del islamismo radical en Marruecos. Sin embargo, el avance del yihadismo en el Sahel y los acontecimientos en Siria e Irak hacen presagiar que el enfrentamiento va a durar mucho tiempo.


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