Uno. El 24 de agosto las gremiales obreras de Uruguay (PIT y CNT) y militantes de la izquierda se reunieron especialmente con una invitada española, Raquel Peña, del ilegalizado HB, para conmemorar el décimo aniversario del acto de “resistencia popular” y (naturalmente) denunciar la “represión salvaje” que se desató entonces, cuando el sonado caso de extradición a que se hizo lugar de tres posibles miembros de ETA. Los entonces requeridos por la justicia española, hicieron una huelga de hambre muy comentada en medios periodísticos en el llamado Hospital Filtro de Montevideo. Allí, con el propósito de impedir que el Ministerio del Interior diera cumplimiento a una orden del Poder Judicial, la de proceder a extraditar a estas tres personas, se reunieron numerosos militantes de la izquierda. ¿Sabrá el presidente Rodríguez Zapatero que el actual candidato a la presidencia de la izquierda uruguaya, Tabaré Vázquez, a quien recibiera no hace muchos días, también estuvo presente allí el 24 de agosto de 1994?
Como consecuencia de la violencia desatada entonces, y de las refriegas durísimas, falleció un civil por una bala policial. Mediante una estratagema especial y en un juego de ambulancias, finalmente pudo llevarse a cabo la operación. Los extraditados viajaron acompañados por médicos uruguayos ya que salían (se decía) “debilitados” por su “severa” huelga de hambre. Al día siguiente, cuando los alrededores del Hospital Filtro eran tierra arrasada (miles de piedras y piedras, veredas enteras con las baldosas arrancadas), la televisión mostró a los tres extraditados bajando en Madrid ágilmente por la escalerilla del avión. Se supo que uno de ellos, según despegó el avión de la pista del aeropuerto Carrasco de Montevideo, solicitó un refresco. Aquí, año a año, y ahora van diez, se sigue recordando el hecho. Pero no con vergüenza; al contrario (¡Y en octubre hay elecciones nacionales!). Uruguay, ¡ay!