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Rubén Osuna

Spain is different

En España, la izquierda y los nacionalismos han actuado siempre coordinados. Uno se pregunta cómo es posible que esa alianza no se haya interrumpido en ningún momento durante más de un siglo

Spain is different, incluso en su izquierda política. Si se compara la izquierda española con la de otros países europeos percibimos algunas características comunes, pero también otras muchas muy específicas de aquí, y ha sido así siempre, como comprobamos no sin sorpresa al leer nada menos que a Carlos Marx y Federico Engels.
 
Marx y Engels escribían en 1873 un artículo titulado La República en España, publicado en el diario Der Volksstaat (obviamente sobre la Primera República Española). En él descalifican a las pequeñas repúblicas de tipo cantonal, como la Suiza o las de Hamburgo o Bremen (de la época), señalando que "como herencia de la edad media, han adoptado formas más o menos democráticas, y, en el mejor de los casos, han sustituido el dominio de los patricios por el dominio –no mucho mejor– de los campesinos (...)". Más adelante califican la posible destrucción de la unidad nacional de España como "reaccionaria", pues reproduciría "una Suiza mayor". Critican también la compartimentación de la fiscalidad en la España de entonces, por "absurda de punta a cabo".
 
En el mismo periódico y en el mismo año se publicaron tres artículos bajo el título general de Los Bakuninistas en acción, de los que es autor Engels. Éste se explaya en él contra las locuras cantonales de la Primera República, en la que participó la izquierda revolucionaria española. Engels señala: "lo que interesaba a los señores intransigentes [separatistas] por encima de todo era la instauración de la república federal lo más rápidamente posible, con el fin de ocupar el poder y los numerosos cargos de nueva creación en el gobierno en cada uno de los cantones". Ese era el verdadero propósito de "despedazar a España". Por otro lado, la izquierda apoyaba el pillaje y el saqueo de los separatistas para, de esa manera, destruir el Estado fraccionándolo, y hacer así la revolución "desde abajo".
 
En España, la izquierda y los nacionalismos han actuadosiemprecoordinados. Uno se pregunta cómo es posible que esa alianza no se haya interrumpido en ningún momento durante más de un siglo: desde la locura de la Primera República, pasando por la alianza de sangre durante la Segunda República, hasta la voladura controlada de la Constitución de 1978, los que en cualquier país de Europa no habrían sido sino antagonistas en España han compartido siempre el lecho.

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