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Susana Criado

Baja el negocio en Bolsa

La desconfianza que sienten los inversores ante la inestabilidad de los mercados financieros se está dejando notar en la contratación de la Bolsa de Madrid. En los ocho primeros meses del año el volumen de negocio ha caído un 9,3 por ciento hasta los 39,5 billones de pesetas. Es lógico este descenso en la actividad si tenemos en cuenta el mal momento que atraviesa la bolsa; en 2000 el Ibex-35 perdió un 20% y este año acumula una caída del 9%.

La debilidad de muchos de los grandes valores, sobre todo tecnología y telecomunicaciones ha provocado una huída en estampida del mercado. Los inversores venden sus acciones y venden también sus participaciones en fondos de inversión. Según un informe de Ahorro Corporación, en julio el patrimonio de los fondos de inversión disminuyó en 260.000 millones de pesetas respecto a junio, y acumula una pérdida en el año de 1,3 billones. Baja el patrimonio porque bajan las cotizaciones en bolsa y porque los ahorradores buscan productos más seguros como los depósitos bancarios, la renta fija o la vivienda.

Otro de los factores que invita deshacer posiciones en bolsa es la decepción que se han llevado muchos particulares al acudir a algunas de las últimas OPVs . Los casos más sangrantes son los de Terra y Telefónica Móviles; la filial de Internet de Telefónica que debutó en el parqué en noviembre de 1999 a un precio de 11,81 euros acumula desde entonces una caída superior al 35%. Más reciente es el batacazo de Telefónica Móviles, la llamada joya de la corona, se estrenó en bolsa a finales del año pasado y desde entonces ha caído más de un 44%. Hay que tener en cuenta que en 2001 hay menos negocio en bolsa porque también son menos las empresas que han realizado ofertas públicas de venta de acciones dirigidas a minoristas; tan sólo tenemos la de Inditex que fue un éxito en su debut y la de Iberia que tuvo una pobre acogida entre los inversores institucionales.

Lo peor, sin embargo, es que el panorama que tenemos por delante es desolador. Lo es por el deterioro de la economía de Estados Unidos y de Europa; por la alta exposición de nuestras empresas a Argentina; y por el caso Gescartera. La desconfianza que este fraude ha desatado entre los pequeños ahorradores se ha traducido ya en un incremento de las consultas a la CNMV acerca de la solvencia de las firmas de bolsa. Las sociedades y agencias de valores temen, además, que muchos particulares trasladen a partir de ahora sus ahorros a los grandes bancos, que reduzcan sus inversiones en bolsa y que apuesten los tradicionales y seguros ladrillos.

A pesar de que la bolsa atraviesa un momento delicado, lo cierto es que cada vez son más las familias, actualmente el 30%, las que colocan sus ahorros en acciones ya sea de forma directa o a través de fondos de inversión.

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