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Susana Moneo

El chapapote que todo lo cubre

La marea negra que impregna gran parte de nuestras ricas costas ha embadurnado la vida política y la actuación de nuestros políticos. No sólo ha destruido dramáticamente el ecosistema y la economía de una amplia zona. También ha quebrantado la confianza en unos dirigentes más empeñados en vencer políticamente al rival que en buscar soluciones.

Las contradicciones entre los miembros del Gobierno, la falta de información y la sensación de desatención absoluta han sido evidentes. La comparecencia del vicepresidente y coordinador del gabinete de crisis no ha contribuido a despejar las dudas. Con una gran pericia política, y un aburrido discurso plagado de farragosos datos, eludió hablar de lo que verdaderamente importa a los ciudadanos. ¿Qué pasa con el fuel del barco hundido? ¿Por qué son los propios pescadores los que con sus manos han impedido que llegue a algunas playas? ¿Por qué faltan medios para esa limpieza? ¿Por qué la carencia de previsión, las ausencias y las declaraciones negando que el vertido fuera a invadirnos?

Eso sí, consiguió acorralar a su adversario político, un perdido Zapatero al que incluso acusó de no haber aportado ninguna solución a esta crisis. Pero, ¿ no es el Gobierno el que debe de buscar el remedio? Claro que, para eso, tienen que saber lo que pasa y cada dia se hace más evidente que el desconcierto es lo único que funciona. Rajoy dice que hay dos grandes manchas en el lugar donde se hundió el Prestige. No puede aclarar si el fuel que sale del barco está llegando a la superficie o se solidifica. A la misma hora, el presidente afirmaba rotundamente que solo hay unos hilos que se solidifican inmediatamente. Es más, aseguraba que “no se puede decir, sin faltar a la verdad, que los hilos que salen, suben a la superficie”.

Claro que lo que hay enfrente no es nada alentador. La oposición fomenta el rifirrafe político y partidista. Pobres argumentos y mucho oportunismo. Si tienen ideas, como dicen, que las cuenten. Sería la mejor forma de dejar en evidencia al Ejecutivo sin pisotear su misión como depositarios de varios millones de votos.

Los pescadores y voluntarios luchan contra el chapapote con sus manos, con cubos, rastrillos y palas, pringados de pies a cabeza. Contra ese mismo chapapote que se tiran a la cabeza, sin ni siquiera salpicarse, el Gobierno y la oposición. Unos, enfangados porque no tienen otra forma de defender su subsistencia, otros, en la distancia, jugando a las batallitas políticas. Ni se enteran de que ese lodo ya les está cubriendo.

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