Menú
Susana Moneo

El contribuyente timado

Cada día, cada nuevo dato que vamos conociendo desvela que el caso Gescartera es una tupida tela de araña con un entramado al más alto nivel de instituciones del Estado. Ya sea por acción u omisión. En este caso da lo mismo y es tan grave lo uno como lo otro. Los mecanismos del estado, ahora en manos de un gobierno que se erigió como adalid de la limpieza y la transparencia, han fallado cuando menos. Ese es el beneficio de la duda que, siendo benévolos, se le concede, aunque tras todo lo que hemos conocido, la realidad apunta a algo mucho más vergonzante. Técnicos a los que se les presuponía profesionalidad, cargos que deben velar por los intereses de los contribuyentes, se han lucrado, han mentido y han hecho favores para enriquecerse. Favores a cambio de favores. Corrupción.

Como ciudadano, el cuerpo me pide decirle a Pilar Valiente que le compro el piso de enfrente del Bernabeu, valorado en dos millones, multiplicado por diez. Que si me lo vende, encima me hace un favor. Como contribuyente le pediré daños y perjuicios a Hacienda porque un miserable pisito en el barrio de Hortaleza, según el ayuntamiento, vale el triple, y todavía me piden cuentas porque al actualizar el catastro este año, la Agencia Tributaria, en su celo recaudatorio, dice que hace dos años le pagué de menos.

Nada digo del otro pisito en el Paseo de la Habana, porque puestos a excusarse, ella puede contar que es en bienes gananciales y que ha declarado la mitad. Señora Valiente: seamos realistas. Nadie se puede creer que Hacienda haya aceptado ese valor catastral. Si lo ha hecho, mejor me lo pone. Le recuerdo que usted fue directora general de Inspección de Tributos. Aquí se cumple la regla cantada tantas veces por mis abuelas: Quien hace la Ley hace la trampa. Sabio es el pueblo.

Sangrante es el olvido del Señor Giménez Reyna, ese secretario de Estado de Hacienda que con tanto celo, según el Gobierno, realizó su trabajo. Dos cuentas en Gescartera. ¡Que casualidad!

Y la conclusión de la mayoría del PP en la comisión de investigación es que nadie relacionado con la Administración favoreció a esa agencia de valores. El propio ministro Montoro dijo que la Agencia Tributaria estaba fuera de toda duda, cuando un informe de ese mismo organismo dice todo lo contrario. Señores, está claro que no se quieren enterar porque no les interesa. Los españolitos de a pie no tienen ya ninguna duda. Del “quizás no lo sabían” se ha pasado al “lo están escondiendo”. Y ya da igual lo uno o lo otro. Nos sentimos timados. El Señor Aznar debería, de una vez por todas, tomar cartas en el asunto. Estamos esperando sus explicaciones. Con eso nos conformamos, una vez que nos hemos cansado de esperar a sus acciones. ¡Bendito contribuyente! ¡Futuro votante!

En España

    0
    comentarios