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Susana Moneo

El timo del PSOE

No es que el PSE se haya contagiado de las tesis de Elorza. Es que esas tesis son las de los socialistas vascos desde que defenestraron a Nicolás Redondo Terreros. Era el único estorbo para el acercamiento al nacionalismo que se propugnaba desde la nueva dirección del PSOE, dominada por Pepe Blanco. Era el muro de contención para los que pensaban, entonces no lo decían abiertamente, que se estaba haciendo seguidismo del PP. Desde entonces, el camino recorrido es indiscutiblemente el de la alianza con los nacionalismos, la reforma de la Constitución y, con ello, la federalización del PSOE.

Lo que antes parecía soterrado ha salido a la luz sin ningún pudor político, sin respeto a unos votantes que nunca han visto en el programa del PSOE la desmembración de España y la alianza con los separatistas. Desde la llamada de Pachi López a Maragall, nada más entrevistarse con Ibarreche, cayeron las caretas que quedaban. Después escuchamos a Rojo decirle al PP que si no podía presentarse en muchos municipios vascos, que votaran al PSOE. Se esperaba que el líder, Zapatero, dijera algo. Y lo dijo. Apoyó a Elorza y Maragall, confirmando con ello su debilidad interna, su falta de proyecto global y el trazado de una política que sólo busca el poder por el poder.

Esta estrategia, del todo desestabilizadora es, a la larga, un pozo sin fondo en el que puede sucumbir el principal partido de la oposición. Se olvidan de que no hay alternativa sin ideas ni principios. Ya no hay sensibilidades en el PSOE, así denominaban a la diferencia de ideas y planes los anteriores dirigentes socialistas. Ahora hay individualidades, como dice Zapatero.

El PSOE, más que nunca, es un timo como partido nacional.

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