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Susana Moneo

Redondo gana

Nicolás Redondo podía haberse quedado, simplemente por lo que de irritante tendría su presencia, pero se ha ido. Su marcha tanto del Parlamento vasco como de la ejecutiva del PSOE, reafirma su integridad política frente a quienes le abandonaron y traicionaron por el poder, frente a quienes dicen que nada ha cambiado en el PSE. Este acto ha ido acompañado, por si alguien tenía dudas, de una más que clara explicación: “Tengo mucho más que ver con Mayor Oreja que con Arzallus”. Redondo Terreros reafirma públicamente los principios de su política y corrobora lo evidente, el acercamiento de la ejecutiva de Patxi López al PNV.

En el grupo parlamentario en Vitoria muchos respiran tranquilos, se han salvado de la incómoda presencia de su anterior líder. Ahora intentan que esta salida no se vuelva contra ellos y se apresuran a recurrir a la falacia de la decisión personal, la democracia interna y el partido abierto. En Madrid ocurre otro tanto de lo mismo, mensaje idéntico desde una ejecutiva en la que no ha acabado el baile de máscaras. Redondo Terreros ha dejado vacante la secretaría de relaciones institucionales.

Se busca sustituto y los nuevos dirigentes socialistas en el País Vasco no quieren desaprovechar esta ocasión para cerrar definitivamente el círculo. Son los ganadores del congreso de ese partido “tan abierto que no ha echado a nadie” y, ante la posibilidad de que Rojo se siente en ese sillón, aseguran, y lo dicen sin tapujos, que en la Ejecutiva Federal “los perdedores no tienen cabida”, un recelo que no hace sino demostrar sus carencias e inseguridad política. Saben, como sus temores indican, que vencer en la batalla por el poder a costa de la infidelidad política y la ausencia de compromiso les convierte en perdedores.

Patxi López vuelve a ser el candidato para la secretaría de relaciones institucionales porque se comenta que el cargo se lo han ofrecido a Ramón Jáuregui, el que fuera secretario general del PSE, y ha declinado la oferta. Quizás algo le quede y se conforme con enviar a uno de los suyos a Madrid.

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