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Thomas Sowell

¿Es Irak otro Vietnam?

El éxito o el fracaso del incremento de efectivos en Irak seguramente dependerá mucho más de si esas tropas se verán o no maniatadas por "reglas de enfrentamiento" políticamente restrictivas, que de cuántos soldados haya desplegados sobre el terreno.

No hay nada más fácil que criticar a toro pasado las decisiones tomadas en tiempo de guerra. Cualquiera que se moleste en leer algo sobre historia militar sabe que muy pocas se han dado sin sorpresas desastrosas, con frecuencia en ambos bandos. No es porque la gente al mando sea idiota. Es que hay demasiadas cosas impredecibles en una guerra, a pesar de lo que puedan decir los políticos que exigen que se cumplan fechas, como si estar al mando en una guerra fuera como conducir un tren.

Ahora podemos mirar la guerra de Irak en retrospectiva, algo que no pudo hacer ningún presidente o secretario de Defensa cuando tomó las decisiones que debían tomarse. Aún así, puede ser útil determinar qué salió mal, aunque sólo sea para evitar errores similares en el futuro y ver lo que necesita cambiarse en el presente.

A pesar de todos los políticos que hace un año exigían más tropas y que han cambiado radicalmente de opinión, exigiendo hoy que no se envíen más soldados a Irak, los aspectos puramente militares de la guerra han salido mejor que en la mayor parte de ellas.

Hemos aprendido a las bravas, especialmente durante la guerra de Vietnam, que las victorias militares no bastan. Las tropas norteamericanas lograron en 1968 una gran victoria sobre el campo de batalla pero fue presentada en los medios como una gran derrota, lo que hizo que comenzara la retirada política de la guerra.

Muchos que los medios parecen creer que hicieron algo noble, sacándonos de una guerra "imposible de ganar". Pero la guerra solamente fue imposible de ganar porque ellos impidieron que políticamente pudiera ganarse. Incluso después de que las tropas norteamericanas se marcharan de Vietnam, Vietnam del Sur pudo contener a los invasores de Vietnam del Norte. Solamente pudo ser derrotado cuando el Congreso le suspendió el apoyo financiero, mientras los norvietnamitas continuaban recibiendo apoyo del bloque comunista.

Desde entonces, hasta los conquistadores comunistas han admitido que no ganaron sobre el campo de batalla, sino en los medios y la escena política norteamericana, gracias a una atmósfera generada por unos medios derrotistas.

La mayor parte de los medios de hoy en día, encabezados por el New York Times, han sido aún más parciales en sus informaciones. Todos los que han estado en Irak personalmente y me han contado sus impresiones pintan una imagen muy distinta del profundo pesimismo de los medios.

Que nadie se lleve a engaño, aún podemos perder esta guerra, pero tendrá que perderse políticamente. La mayor parte del trágico caos de Irak tiene su origen en la política. Las tropas norteamericanas y las demás tropas de la coalición en Irak han tenido sus manos atadas con "reglas de enfrentamiento" basadas en consideraciones políticas, no militares.

No puedes esperar que exista ley y orden en un país en el que bandas armadas de milicias rivales pueden aterrorizar a la población. En lugar de plantar cara a estas milicias desde el principio con un ultimátum de desarmarse o ser abatidas, dejamos que el gobierno iraquí vetase las operaciones de nuestras fuerzas militares, dejando intactas a las milicias chiíes del barrio de Sadr City en Bagdad y en otras zonas.

Habiendo impulsado la visión de "democracia" para Irak, no podríamos simplemente pasar por alto al Gobierno democráticamente elegido del país. Pero la democracia ha surgido en la civilización occidental siglos después de que se hubieran establecido la ley y el orden. En Irak estamos intentando hacerlo al revés. Llegados a un extremo, la gente puede apoyar una tiranía con tal de no sufrir el caos letal que hace imposible la vida cotidiana para ellos mismos y para sus hijos.

El éxito o el fracaso del incremento de efectivos en Irak seguramente dependerá mucho más de si esas tropas se verán o no maniatadas por "reglas de enfrentamiento" políticamente restrictivas, que de cuántos soldados haya desplegados sobre el terreno.

El gobierno Maliki es políticamente dependiente de una de las mismas milicias bagdadíes que es necesario desarmar. Podemos presionar y advertir a Maliki todo lo que queramos, pero su verdadera elección estará determinada por si puede o no sobrevivir –ya sea política o personalmente– sin apoyo de las milicias.

Nuestra elección puede llegar a ser si estamos preparados para sacrificar más vidas norteamericanas o no con el fin de sostener el gobierno Maliki, o si estamos dispuestos o no a sacrificar al gobierno Maliki con el fin de restaurar la ley y el orden en Irak. Ese gobierno es producto de nuestra "construcción de naciones" bajo el estandarte de una "democracia" para la que Irak podría no haber estado preparada aún.

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