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Thomas Sowell

Exageración global

El cielo no es lo único que se nos está cayendo encima. El dinero del Gobierno se desparrama sobre los que buscan becas para estudiar el calentamiento global y producir "soluciones" al mismo. Pero no es probable que ese dinero le llegue a los escépticos.

El argumento favorito de la izquierda política es que no hay discusión posible. Su cruzada actual consiste en convertir "el calentamiento global" en una de esas cosas con las que ninguna persona presumiblemente honesta y decente estaría en desacuerdo, como ya ha hecho con "la diversidad" y "los espacios abiertos".

El nombre de "la ciencia" es invocado hoy por la izquierda, como ha sido durante más de dos siglos. Después de todo, la ideología de Karl Marx se llamaba "socialismo científico" en el siglo XIX. En el XVIII, Condorcet equiparaba su proyecto de una sociedad mejor con la ingeniería, y la ingeniería social ha sido el programa político de la izquierda desde entonces.

No todos los defensores del "calentamiento global" se encuentran en la izquierda, por supuesto. Las cruzadas no son sólo para cruzados. Siempre hay parásitos dispuestos a convertir las cruzadas de los verdaderos fieles en votos o dinero, o al menos algo de notoriedad.

Si el globo se está calentando realmente o no es una pregunta que tiene que ver con hechos, y con el lugar dónde se están midiendo estos hechos: en la tierra, en el aire o bajo el mar. No hay duda de que existe un efecto "invernadero". De lo contrario, la mitad del planeta se congelaría cada noche en cuanto no hubiera luz solar.

Tampoco hay duda de que la tierra puede enfriarse o calentarse. Ha hecho ambas cosas en un momento u otro durante miles de años, antes incluso de que se inventaran esos todoterrenos tan contaminantes. Si nunca hubiera habido ningún calentamiento global antes, no podríamos disfrutar hoy del Yosemite Valley, puesto que estuvo enterrado una vez bajo 1.200 metros de hielo.

Allá por los años 70, la histeria medioambiental se fundamentaba en los peligros de una nueva Edad de Hielo. Esta histeria fue difundida por muchas de las mismas personas y grupos que promueven ahora la histeria del calentamiento global.

El cielo no es lo único que se nos está cayendo encima. El dinero del Gobierno se desparrama sobre los que buscan becas para estudiar el calentamiento global y producir "soluciones" al mismo. Pero no es probable que ese dinero le llegue a aquellos escépticos de la comunidad científica que rehúsan seguir la corriente.

Sí, señor, hay escépticos con el calentamiento global entre los científicos que estudian el tiempo y el clima. Existen argumentos en ambos sentidos, que es el motivo por el que hay tantos en la política y en los medios de comunicación muy ocupados vendiéndonos la idea de que no existe discusión.

Si se escucharan las razones de unos y de otros, puede que no hubiera tanta disposición a seguirle la corriente a quienes están dispuestos a arruinar la economía, sacrificar empleos y el estándar nacional de vida en el altar de la más reciente de una serie interminable de cruzadas llevadas a cabo por políticos y otros empeñados en indicar al resto cómo tienen que vivir.

¿Qué pasa con todos esos científicos mencionados, citados o esgrimidos por los cruzados del calentamiento global? Pues que hay toda suerte de científicos, desde químicos a físicos nucleares, pasando por gente que estudia los insectos, los volcanes, o las glándulas endocrinas, que no son expertos en el clima, pero que pueden ser alistados como "científicos" con el fin de impresionar a la gente que no revisa la lista en mayor profundidad. El truco ya ha sido utilizado antes.

Luego están los expertos científicos reales en el clima. La Academia Nacional de Ciencias publicó un informe sobre el calentamiento global allá por el 2001, con una lista muy distinguida de tales expertos. El problema es que ninguno de ellos escribió realmente el informe ni lo vio antes de que fuera difundido.

Uno de esos científicos climáticos muy distinguidos –Richard S. Lindzen, del MIT– repudió públicamente las conclusiones de ese informe, pese a que su nombre se encontraba entre aquellos que habían sido utilizados como aval del mismo. Pero puede que los medios no se lo hayan contado.

En pocas palabras, ha tenido lugar una agresiva campaña mediática encaminada a convencer al público de que "todo el mundo sabe" que se cierne un catastrófico calentamiento global sobre nosotros, que los seres humanos son la causa del mismo y que la única solución es que el Gobierno reciba más dinero y más poder para impedir que continuemos con nuestro peligroso estilo de vida.

Entre los expertos en clima que no forman parte de ese "todo el mundo" no se encuentra solamente el profesor Lindzen, sino también Fred Singer y Dennis Avery, cuyo libroImparable calentamiento global: cada 1500 añosdestruye la exageración global de los cruzados del clima. También lo hace el libroConsenso en pedazos, editado por Patrick J. Michaels, profesor de ciencias medioambientales de la Universidad de Virginia, en el que se recopilan ensayos de otros científicos que no forman parte de ese "todo el mundo".

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