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Thomas Sowell

¿Los hechos han quedado obsoletos?

Debido a que sus votos cuentan tanto como los de la quienes sí saben de lo que hablan, los políticos tienen todos los incentivos para aprobar leyes y crear políticas tratando de satisfacer ideas de ignorantes si están suficientemente extendidas.

Más espeluznante que cualquier política o ideología es el extendido hábito de ignorar los hechos. El antiguo líder de la mayoría de la Cámara de Representantes, Dick Armey, lo puso así: "La demagogia vence a los datos".

Los que nos urgen a confiar en la ONU en lugar de actuar "unilateralmente", o quienes nos exhortan a seguir la estela de otros países creando un sistema sanitario estatal, a menudo muestra no tener el más mínimo interés en conseguir datos sobre el historial de las Naciones Unidas o el de los sistemas sanitarios gestionados por el estado.

Del mismo modo, los que creen en la discriminación positiva normalmente no ven razón alguna para averiguar lo que de verdad sucede al implementar esas políticas, en contraposición a lo que desean, esperan o imaginan que sucede.

La cruzada a favor de un salario mínimo que posibilite a un trabajador mantener una familia con un único sueldo sigue adelante sin el más mínimo interés en saber si la mayoría de la gente que tiene salarios bajos tiene realmente una familia que mantener; mucho menos aún interesa averiguar qué sucede en realidad cuando el gobierno fija los sueldos.

Quienes ya estan convencidos y no quieren que los hechos les confundan son un peligro para la sociedad en su conjunto. Debido a que sus votos cuentan tanto como los de la quienes sí saben de lo que hablan, los políticos tienen todos los incentivos para aprobar leyes y crear políticas tratando de satisfacer ideas de ignorantes si están suficientemente extendidas.

Incluso instituciones creadas para transmitir hechos –medios de comunicación, escuelas, el mundo académico– los tratan como algo prescindible y usan sus posiciones estratégicas para que no trasciendan datos que vayan en contra de sus propias ideas preconcebidas.

Los crímenes contra homosexuales, negros o los sin techo son grandes noticias que se dramatizan, se repiten y se denuncian. Los crímenes cometidos por homosexuales, negros o los sin techo no lo son y a menudo se pasan por alto, calladamente, por la mayoría de los medios. El resultado neto es que el público recibe hechos filtrados que pueden crear una impresión directamente opuesta a la realidad.

Nos enteramos por los datos ya filtrados que ofrecen los medios que hay países con leyes de control de armas más estrictas que las nuestras, que tienen niveles más bajos de homicidios. Nunca, o casi nunca, nos enteramos por los medios de que hay países que tienen leyes de control de armas más estrictas que las nuestras y que tienen tasas de asesinato dos o tres veces más altos que los nuestros.

Los medios también nos filtran datos sobre países donde la posesión de armas es mucho mayor que en Estados Unidos y que sin embargo tienen niveles de homicidio mucho más bajos.

Quienes se dedican a enseñar a los jóvenes, ya sea en colegios públicos o en campus universitarios, muy a menudo ven su labor no como una responsabilidad de transmitir conocimientos, sino como una oportunidad de adoctrinar a los estudiantes con sus propias creencias. Muchos "educadores" y los gurús que los adoctrinaron, menosprecian activamente los "hechos puros y duros" diciendo que eso se puede sacar de un almanaque o de una enciclopedia.

El resultado es una población estudiantil que ni siquiera sabe lo suficiente como para saber lo que necesita buscar, mucho menos la forma de analizar los hechos para poner a prueba creencias opuestas, a diferencia de cómo recoger información para defender una idea preconcebida que da la casualidad que está de moda en escuelas y universidades.

Y sin embargo, muchos los consideran "educados" por haber pasado muchos años en edificios cubiertos de hiedra, absorbiendo los prejuicios que allí prevalecen.

Es muy probable que los hechos que van en contra de las ideas preconcebidas sean pasados por alto, incluso por muchos académicos. Por ejemplo, la esclavitud es un asunto del que se discute como si fuera algo particular que les sucedió a los africanos esclavizados por los europeos, cuando es algo sufrido e infligido en todo el mundo por gente de toda raza, color y religión.

Se ha publicado en los últimos años dos libros sobre el más de un millón de esclavos europeos que se llevaron al norte de África. Eso es más que el número de esclavos africanos que se trajeron a Estados Unidos. Los libros son "Christian Slaves, Muslim Masters" ("Esclavos cristianos, amos musulmanes") de Robert Davis y "White Gold" ("Oro blanco") por Giles Milton. Ambos han sido ignorados por los medios y por el mundo intelectual. Parece que los académicos, al igual que los periodistas, ya se han decidido y no quieren que los mareen con hechos.

©2006 Creators Syndicate, Inc.
*Traducido por Miryam Lindberg

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