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Tibor R. Machan

Indiferencia política hacia la libertad individual

Confieso que escuchar los discursos de las primarias del Partido Demócrata me asusta. Para alguien como yo, que emigró del comunismo a una sociedad libre y se hizo ciudadano, es una verdadera decepción. Y también es una fuente de preocupación que, a pesar de la proliferación de organizaciones que promueven la libertad alrededor del mundo, la situación parece empeorar. Milton Friedman mencionó hace pocos días que el interés por la libertad es un concepto casi totalmente ausente hoy en la política, aún cuando instituciones que promueven la libertad se han difundido alrededor del mundo, como por ejemplo las privatizaciones, las fronteras abiertas, etc.
 
En el pasado reciente, cuando Mises y Hayek avanzaban en sus más importantes trabajos, el interés por impulsar y comprender la libertad era un elemento tomado más en serio por los políticos. Lo que me asusta es que muchos ciudadanos de EEUU siguen con entusiasmo un proceso electoral que traiciona a los más importantes y distintivos principios fundamentales de la nación. Por ejemplo, ninguno de los candidatos se preocupa por la libertad individual, ante violaciones de los derechos a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad en innumerables campos. Inclusive, las críticas al presidente Bush se empantanan en los detalles y no perciben cómo el fiscal general Ashcroft y su grupo están convirtiendo a nuestra nación en una fortaleza.
 
A cada rato oímos a los políticos prometer que no se dejarán llevar por los grupos de interés, cuando es obvio que todos ellos complacen a determinados grupos cada vez que abren la boca. Si no es su promesa de ayuda a los ancianos, los candidatos se disfrazan de San Nicolás cada vez que se dirigen a los agricultores, a los maestros, a los artistas, a los trabajadores siderúrgicos, a los ambientalistas o a los desempleados, a los que tienen problemas médicos o de transporte. También azuzan el miedo a la competencia de importaciones del mundo en desarrollo, o al terrorismo, a la pobreza, a la falta de seguros médicos, pensando que así conseguirán votos, pero sin tomar en cuenta el peligroso y excesivo poder que necesitaría un político para apenas intentar hacer una pequeña parte de lo que prometen.
 
La impresión que tengo es que a la mayoría de los norteamericanos les importa muy poco la creciente pérdida de nuestras libertades y el desenfrenado crecimiento del gobierno. Inclusive los mejores programas de televisión y las más distinguidas publicaciones sistemáticamente ignoran las cuestiones básicas y enfocan trivialidades sobre cómo tal o cual candidato atrae el voto negro, de los latinos, de los estudiantes universitarios o de los viejos. Jefferson nos advirtió de la tendencia del gobierno a incrementar su poder en detrimento de la libertad ciudadana; Lord Acton, sobre la corrupción del poder, y Mises, sobre todos esos pequeños pasos que conducen a la planificación centralizada por los gobiernos. Inclusive recuerdo un ensayo de Milton Friedman, en el primer libro que edité, allá por el año 1974, donde contaba que la libertad ha durado por cortos períodos a lo largo de la historia de la Humanidad, después de los cuales regímenes coercitivos toman el poder por mucho tiempo. Tal falta de interés en la defensa de la libertad individual tiene siempre consecuencias desastrosas. Quisiera estar equivocado, pero ver el espectáculo de candidatos demócratas haciendo campaña sin comprometerse en cosas realmente importantes de la esfera política me hace dudar que avanzamos hacia algo mejor.
 
© AIPE
 
Tibor R. Machan, profesor de Chapman University y académico asociado del Cato Institute

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