Este grupo tiene la experiencia y la veteranía suficiente como para sobreponerse a la situación en la que queda el equipo nacional. Las críticas que va a recibir España durante los próximos días pueden hacer recapacitar a estos elegidos y salvar, al menos, el pase a octavos. Pero el problema quizá sea profundo. Ya expresó el seleccionador preocupación con la necesidad de motivar a estos jugadores, advirtiendo que "no llegará el juego sin motivación". Frente a Holanda, ni lo uno, ni lo otro.
El crédito obtenido por Del Bosque, con un Mundial y una Eurocopa en su vitrina, se lo ha gastado Van Gaal. Ahora ya vamos a remolque, como en Sudáfrica, teniendo que disputar en cada partido una final hasta llegar a Maracaná. Esta selección ha evidenciado ante Holanda que lo de Suiza en el pasado Mundial pudo ser casual, lo de hoy era posible.
Van Gaal ha dado una lección de cómo debe realizarse un cambio generacional. Éramos muchos los que informábamos estos días previos, no sin cierta sorna, sobre el desconocimiento que teníamos de la mitad del equipo que iba a jugar frente a España, "la defensa de Holanda está plagada de nombres impronunciables y desconocidos". Nombres de jugadores que se asentarán en una Holanda que hoy ha demostrado tener mucho fútbol. Más que nosotros.
Ahora son los elegidos por Del Bosque los que deben sacar esto adelante. Ni Llorente, ni Negredo, ni Gabi, ni Carvajal, ni algunos otros, podrán colaborar en arreglarlo porque el seleccionador decidió desconfiar de ellos para echarse en los brazos de quienes nos dieron mucho, pero que ya tienen menos. Caso aparte, Costa.
Pudimos ganar con un penalti inexistente. Un error arbitral, provocado por un jugador que no representa los valores de esta selección y que de convertirse en el único gol del encuentro, hubiera tapado los grandes problemas que tiene este grupo. Pero el resultado servirá para trabajar y crecer desde este punto, el más bajo posible. Desde ahora no se pueden cometer más errores o el relevo, precipitado, no será generacional.