Menú
Víctor Cheretski

Deseos para una Yugoslavia renovada

Los políticos europeos, uno tras otro y todos juntos, no paran de alegrarse de los útimos acontecimientos en Belgrado. Están eufóricos, como si se tratase de la subida del euro y de la bajada del precio de petróleo que, de verdad, nos interesan más que las maniobras de Milosevic. Nos hablan del fin de las dictaduras comunistas, del último trozo del muro de Berlín, del triunfo de los valores occidentales y de la democracia que se han establecido en aquel país. ¡Como si la democracia fuese un par de zapatos nuevos que se saca del armario y se ponen el día de fiesta!

La ridícula histeria que padecen nuestros dirigentes me recuerda la misma situación de hace diez años. Entonces, también nos ofrecían cuentos sobre un futuro próspero para una Europa desde Normandía hasta los Urales. ¿Y que tenemos hoy en día? Una Rumanía hundida en la miseria más profunda cuyos ciudadanos venden “La Farola” en las calles de Madrid. Una Lituania que vota a los comunistas, defraudada por las promesas occidentales. Unos alemanes del Este nostálgicos de su pasado. Una Rusia, cada día más hambrienta y más agresiva, donde los funcionarios corruptos se acuerdan de los “valores occidentales” sólo a la hora de pedir créditos con el propósito de transferirlos a sus cuentas privadas… una larga lista donde cabe, prácticamente, toda la Europa del Este.

Le deseamos a Yugoslavia que sea una excepción de esta lista tan triste, aunque sus problemas quizá son todavía más difíciles de resolver. Le deseamos que los separatistas de Kosovo y Montenegro demuestren su buena voluntad y que los partidarios de Milosevic no hagan trampas en el proceso de renovación. Al flamante presidente Kostunica le deseamos que sea más demócrata que nacionalista y que reciba la prometida ayuda internacional. Y, sobre todo, que esa ayuda sea bien utilizada.

En Opinión