Menú
Víctor Cheretski

El aniversario, entre lágrimas y mentiras

El gran “show” que preparó la Marina para conmemorar el aniversario de la catástrofe del submarino “Kursk” es la continuación de la cínica paranoia que manifiestan las autoridades rusas desde el principio de la tragedia. Confusos, torpes e impotentes se negaron a recibir la ayuda internacional para rescatar a los marinos que se morían lentamente en el submarino hundido, mientras la única persona que toma las decisiones en aquel país, el presidente Putin, permanecía tan tranquilo y callado en su residencia veraniega del Cáucaso.

Pasados varios meses tras la tragedia, desaparició el dinero, cientos de miles de dólares, recogidos para los familiares de las víctimas. Mientras tanto, las conversaciones con las empresas internacionales iban tan lentas que los trabajos de rescate no han podido empezar a tiempo para aprovechar el corto verano del norte.

Pero lo peor de todo es que hasta ahora se ocultan y nunca han sido publicados los resultados oficiales de la investigación sobre las causas de la tragedia. En la prensa se barajan varias versiones: desde la explosión de los torpedos por el fallo del combustible hasta el choque con un gran buque en el momento en el que el “Kursk” se sumergía.

La actual conmemoración reanima la sensación de falsedad, mentira e hipocresía en los que está envuelto el caso desde el principio. La protagonizan decenas de jerarcas de la iglesia ortodoxa llegados desde Moscú, mientras que se sabe que la aplastante mayoría de la tripulación no estaba ni bautizada, ni profesaba ninguna religión.